Imagina estas palabras en boca de
Don Francisco de Quevedo y Villegas.
Imagínalo sacando la toledana en
la Taberna del Turco para liarse a estocadas con algún burlón que ha puesto a algún verso suyo la autoría de Góngora.
Imagínalo con su irónico ingenio
no dejar títere con cabeza:
“Nace el las
Indias honrado,
donde
el mundo le acompaña;
viene
a morir en España
y
es en Génova enterrado.
Y
pues quien le trae al lado
es
hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso
caballero
es don Dinero.
Imagina la corte de Felipe IV.
Madrid. El Siglo de Oro. El Imperio Español. La gloria. La decadencia. La plaza
Mayor, Lope de Vega y Tirso de Molina, Velázquez y el Conde Duque de Olivares.
Espadachines a sueldo como el
capitán Alatriste, peligrosos, gentes con hígados capaces de matar por cien maravedíes.Viejos soldados que se dejaron un
brazo en Lepanto luchando contra el turco en los tiempos del añorado Felipe II.
La Inquisición. Persiguiendo y torturando a gentes que al final no tienen más remedio que confesarse herejes, sodomitas o judaizantes. Proclamando Autos de fe para dar espectáculo a un pueblo ávido del olor a carne quemada de las hogueras de la Plaza Mayor.
La Inquisición. Persiguiendo y torturando a gentes que al final no tienen más remedio que confesarse herejes, sodomitas o judaizantes. Proclamando Autos de fe para dar espectáculo a un pueblo ávido del olor a carne quemada de las hogueras de la Plaza Mayor.
La Guerra. Los invencibles y
temibles Tercios. Flandes. La rendición de Breda con el
vencido Justino de Nassau, humillado, entregando las llaves de la ciudad
a un contenido Ambrosio Espinola, noble genovés, jefe de los ejércitos españoles que luchan en
nombre del Rey para mantener estos territorios dentro de la monarquía
hispánica.
Sevilla. La Casa de Contratación, comerciantes genoveses,
flamencos y portugueses, pícaros, ladrones y matarifes, franciscanos y
dominicos, funcionarios de la corona, aristócratas arruinados, nobles de toga y
Grandes de España. Todos a la espera de la llegada de la flota de Indias
cargada de oro y plata... si los piratas y corsarios ingleses, franceses y
holandeses no lo impiden antes.
Realidad y ficción.
Esta mezcla fascinante es la que
nos ofrece el escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte en la saga de
las Aventuras del Capitán Alatriste,.
Estas están narradas por Iñigo
Balboa, alumno, protegido y compañero de aventuras del capitán. Maestro y
alumno están acompañados por numeroso personajes de entre los que destacan el
sin par Don Francisco de Quevedo, compañero de tertulias, paseos y
lances, el aristócrata Alvaro de la Marca, conde de Guadalmedina y
Grande de España, íntimo de Alatriste desde que éste le salvó el pellejo en una
batalla en tiempos del padre de su majestad.
Gualterio Malatesta, alter
ego de Alatriste, espadachín italiano, malvado y enemigo mortal del capitán.
Felipe IV, el Conde Duque de
Olivares, Dómine Perez, Sebastián Copons, Caridad la Lebrijana, Fray Emilio
Bocanegra, Luis de Alquézar, Angélica de Alquézar...
Los personajes ficticios se
funden en una realidad muy bien documentada, la de la España de Felipe IV que
reinó entre 1621 y 1665.
Una España en la que, todavía, no
se ponía el sol. El Imperio más extenso de la Historia y cuyo
centro neurálgico era Madrid. Un Imperio al que le acechaban las potencias de
Francia e Inglaterra y que finalmente conseguirían derrotarlo.
Los años del reinado del Felipe
IV son convulsos, agitados, son años de proyectos para salvarlo. El Conde
Duque, valido del Rey, gobierna con inteligencia, astucia y energía,
pero sus planes se ven frustrados. Los años cuarenta del S. XVII verán la
desintegración y el comienzo del ocaso de la monarquía hispánica.
En contraste con la decadencia
política y económica, la cultura escribe sus páginas más esplendorosas de la
historia de España. Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca,
Góngora, Velázquez, Zurbarán, Ribera, Murillo ...
La Corona, la aristocracia y la Iglesia se convierten en grandes mecenas
de escritores, pintores, escultores, músicos y arquitectos. Este es el marco de las novelas.
El interior del cuadro está compuesto por siete libros que comenzaron a publicarse en 1996:
El Capitán Alatriste 1996
Limpieza de Sangre 1997
El Sol de Breda 1998
El Oro del Rey 2000
El Caballero del Jubón
Amarillo 2003
Corsarios de levante 2006
El puente de los asesinos 2011
Es muy probable que si comienzas a leer las aventuras del capitán Alatriste abras una puerta a un mundo del que no quieras salir. Si esto te ocurre estarás muy apenado cuando hayas terminado de leer los siete volúmenes. Echarás de menos al capitán, a Quevedo e incluso al Rey y al Conde Duque.
No te preocupes, no tienes que
esperar a que Pérez-Reverte publique el siguiente volumen de la serie.
Puedes acudir a los clásicos. Leer el Buscón de Quevedo, El Burlador
de Sevilla de Tirso de Molina o el Perro del Hortelano
de Lope de Vega para adentrarte de nuevo en aquel mundo maravilloso y
hostil. Incluso puedes acudir a historiadores tan brillantes como John
Elliot que han escrito inmensas obras como La España Imperial o El
Conde Duque de Olivares.
Si tu inquietud va más allá
puedes perderte una semana en el Madrid de los Austrias para visitar in situ
los lugares en los que transcurren las aventuras de nuestro capitán. Puedes
pasar horas y horas en el Museo del Prado atento a los rostros y a las escenas
que dejaron los pinceles de Velázquez o Murillo. O puedes irte a Simancas y
encerrarte en el archivo hasta el resto de tus días, rastreando la estela del
inolvidable capitán.
Epílogo:
“No soy amigo de dar consejos, dijo Iñigo Balboa , mas ahí va uno de barato: desconfíen siempre vuestras mercedes de quien es lector de un solo libro” .
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