Leo en la prensa que ha muerto Quino y me duele porque siento que se ha ido uno de mis autores clave. Tendría unos ocho o nueve años cuando empecé a leer las tiras de Mafalda en esos cómics apaisados de diferentes colores editados por Lumen, que comenzaban en el número cero y terminaban en el diez, en total once números que todavía conservo. Los siete primeros están publicados entre 1985 y 1988. Mi hermano los trajo a casa y no tardé en apropiarme de ellos. Me gustaban porque eran cómics protagonizados por niños que no eran para niños. Más tarde terminaría la colección adquiriendo los cuatro números que me faltaban. Los he leído tantas veces que están están desvencijados, sobre todo los primeros números. Cada época tenía mis preferidos, tanto en números como en personajes. Conforme iba cumpliendo años, mis favoritos iban avanzando en número. Ahora, los que más me gustan son los tres o cuatro últimos, los publicados en los años previos a la dictadura argentina que ya parece anunciarse en algunas tiras, porque en ellos Quino es mucho más Quino. Son los números en los que ya aparecen dos de los grandes personajes: Guille, el hermano de Mafalda, y Libertad, su amiga chiquita y reivindicativa. Los sigo leyendo porque tengo la sensación de que son intemporales, y sobre todo porque no me canso de leerlos. Continúo riéndome con la pereza imaginativa de Felipe, con la racanería heredada de Manolito, con el ensimismamiento idealista de Miguelito, la personalidad cosmopolita y beatlemaniaca de Mafalda, la tradicional casamentera de Susanita.
Continúo quitándome el sombrero ante el ingenio de Quino, de este genio de la viñeta que nos acaba de dejar.
Aquí dejo algunas fotografías de su libro De viaje con Quino:
The Beatles. She loves you