jueves, 30 de diciembre de 2021

Saga “Dos amigas”, de Elena Ferrante




Hace tres meses que tengo el blog en un triste y penoso estado de abandono, lleno de polvo y con telarañas en cada entrada, en cada rincón. No quería terminar el año sin pasar por aquí para ventilar, hacer limpieza y ya de paso redecorar un poco con mis últimas lecturas. Sin duda, la más emocionante de estos últimos meses ha sido la saga Dos amigas, de Elena Ferrante. Cuatro novelas que en realidad es una sola dividida en cuatro partes. Mil novecientas cincuenta y cinco páginas que me han tenido totalmente abducido durante horas, como debe ser. Hasta hace poco no se conocía la identidad de Elena Ferrante, pseudónimo, al parecer, de Anita Raja. La escritora prefería que los lectores se centraran exclusivamente en la novela. Estoy de acuerdo. 

La saga Dos amigas es una novela total que habla de la amistad, el amor, el desamor, el odio y la violencia. Es la historia de Nápoles, de Italia y de Europa durante la segunda mitad del siglo veinte. Entre sus páginas resuenan el feminismo, la lucha sindical, el marxismo, el fin de las ideologías. Es una estampa sobre el paso del tiempo, sobre el fin de una época. Elena Ferrante muestra las dificultades del ascenso social y el peso de los orígenes a través de las dos grandes protagonistas: Lila y Lenú. 

Lila y Lenù son personajes antagonistas y complementarios. Lenù es estudiosa, ambiciosa y valiente. Se esfuerza por salir del barrio a través de la educación. Además tiene suerte en la vida y tiene tres hijas con futuro. Lenù huye de su mundo subalterno al norte civilizado y burgués. Lila es inteligente, fuerte y bellísima. Irradia una energía que atrapa a los que la rodean. Sin embargo, es conformista, y su vida no va más allá de su barrio, de su ciudad. Lila no estudiará y le tocará vivir la dureza del trabajo en la fábrica. Además, la suerte no la acompaña en la vida. Su hijo mayor es un chico sin estudios y con poco porvenir. La desaparición de su hija pequeña será la puntilla. Lila representa el mundo popular y proletario, el sur menos civilizado, más violento. Lila queda atrapada en Nápoles, en sus orígenes, mientras que Lenù logra escapar de ellos. Ese abismo que se va abriendo entre las dos amigas marca la tensión de la novela. Sin duda, la autora se decanta por la primera. 

La amiga estupenda comienza con un prólogo que es el final de la historia pero también el principio. Aquí aparece el motivo que impulsa a Elena Greco (Lenù), narradora y protagonista, a escribir. La amiga estupenda muestra la historia de las dos amigas durante su infancia, con la historia de don Achile, el usurero del barrio que será asesinado, y su adolescencia, con la historia de los zapatos y la familia de Lila. Se sitúa en un barrio obrero del extrarradio de Nápoles en los años 50. La novela refleja bien el ambiente de posguerra y los primeros síntomas de desarrollo de los años 50. Lenù tiene una relación especial con Lila. Narra el salto de los 10 a los 16 años, en dos momentos que marcarán sus vidas: el paso de Lenù a la universidad en una época en que las mujeres todavía son una rareza en las aulas, y la boda temprana de Lina con Stefano, el acaudalado dueño de la charcutería del barrio. Dos posturas que representan modernidad y tradición, cambio y permanencia, futuro y pasado. Una grieta que se abre en la amistad de las dos amigas. 

En Un mal nombre se narra la juventud de las protagonistas. A Lila la han casado, como es costumbre, con un gran partido, aparentemente. Lila irradia una atracción para los hombres que la mantiene en el centro de las intrigas amorosas del barrio. En esta parte se narra el tortuoso matrimonio con Stefano, un marido celoso y violento del que Lila nunca estuvo enamorada; sus amores posteriores con Nino, personaje clave de la novela, amigo de la infancia que se marchó del barrio debido a los escarceos amorosos de su padre; su embarazo, su maternidad y su definitiva separación de Stefano. Por su parte, Lenù se marcha al norte a estudiar y publica un novela cuyo corazón es el relato que Lila escribió en la infancia. Elena acaba la carrera y se aburguesa mientras Lila se proletariza. La novela termina con la presentación de la novela y la reaparición de Nino en su vida. 

Las deudas del cuerpo narra el tiempo intermedio —así denomina la autora a la treintena— de la vida de ambas. Elena Greco convertida en escritora de éxito se casa con Pietro, un catedrático milanés de buena familia, el opuesto a Stefano en todos los sentidos. Le llega la maternidad a su casa de Florencia. Ha logrado todo lo que se había propuesto. Sin embargo, no logra sentirse bien y arrastra una inseguridad relacionada con sus orígenes, con su amiga Lina y con el encorsetamiento de su vida matrimonial que arranca de raíz su talento creativo. Lina sigue viviendo en el barrio. Tiene una vida durísima en una fábrica. Se ha separado de su marido y vive con su hijo, y con su amigo Enzo, con quien finalmente prosperará en un negocio. Su relación con Lenù es oscilante: se quieren y se odian a partes iguales. La envidia siempre está ahí agazapada. En esta parte se narran las dificultades del ascenso social, de ser mujer en un mundo machista y patriarcal, el esfuerzo y el estudio como vía para escapar de la miseria y de la costumbre. Se narra también la lucha política de los años 60 y 70, desde los sindicatos y desde la intelectualidad italiana. El mundo del poder y los ríos de favores, legales e ilegales, que fluyen en las altas esferas. Narra el ensanchamiento del mundo de Lenù y el encogimiento del de Lila, dos mundos imperceptiblemente unidos por una amistad que resiste el paso del tiempo a pesar de que parece estar siempre al borde del abismo. Narra el triunfo de Lenù, de Elena Greco, convertida en gran protagonista; su matrimonio, su maternidad y su abandono. No se adapta a esa vida acomodada de madre de familia. Nino, su primer amor, que fuera también amor de Lila, será el casus belli. Lo dejará todo por él. 

La niña perdida, última novela de la saga, es la madurez. La nueva vida de Elena con Nino, su regreso a Nápoles, su nuevo embarazo, que coincide con el embarazo de Lila, su reencuentro y su renacida amistad que nunca desapareció por completo. Esta madurez, este momento de relativa dicha, termina trágicamente con la misteriosa desaparición de Tina, la hija pequeña de Lila. A partir de aquí la novela se acelera, con la intriga que se convierte en el centro del relato dando paso a la vejez y al extraordinario final del libro. 

Hace tiempo que un autor no te atrapaba de esta manera. Horas de lectura, levantándote lo justo y necesario para la supervivencia. Un maratón que te deja exhausto y que sin duda repetirías. La saga Dos amigas de Elena Ferrante deja huella en la memoria. 

«En el tiempo libre no salía, me retiraba a un rincón y leía las novelas que sacaba de la biblioteca: Grazia Deledda, Pirandello, Chejov, Gógol, Tolstoi, Dostoievski. A veces sentía con fuerza la necesidad de ir a buscar a Lila al taller y hablarle de los personajes que me habían gustado tanto, de las frases que había aprendido de memoria, pero después desistía: habría hecho algún comentario malévolo; se habría puesto a hablar de sus proyectos con Rino, de los zapatos, la fábrica, el dinero, y poco a poco yo haría sentido que las novelas que leía eran inútiles y miserables mi vida, el futuro, lo que llegaría a ser: una empleada gorda y granujienta en la papelería enfrente de la parroquia o una empleada solterona del ayuntamiento, y tarde o temprano, también estrábica y coja» P. 135. La amiga estupenda. 

 ¡Feliz 2022!


Traducción de Celia Filipetto