lunes, 31 de agosto de 2020

"La soledad de la ola", de Vicente Gómez



«Buscad la belleza. Es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo». 

La famosa frase de Ramón Trecet resuena en mis oídos mientras atravesamos los agrestes parajes del parque natural. En la Librería Cabo de Gata de Pujaire, el librero recomienda un libro cuyo argumento se desarrolla en la zona. Se trata de La soledad de la ola de Vicente Gómez. Me lo llevo.

Pujaire es un pueblecito del parque que hay que atravesar para llegar hasta la kilométrica playa que une San Miguel del Cabo de Gata con los altos cerros (Las Trillizas los llama el protagonista de la novela) tras los que se esconde el Arrecife de las Sirenas y el Faro del Cabo. Una carretera bordea la playa y hace de frontera artificial con las coloridas salinas frecuentemente pobladas por flamencos. A escasos kilómetros de San Miguel, la torre de una iglesia rompe la infinita horizontalidad del paisaje. Es la iglesia que aparece en la portada del libro. Se levanta majestuosa a las afueras de La Almadraba de Monteleva, un pueblecillo de pescadores donde probablemente el autor sitúa la trama de la novela. Se trata el pueblo que eligió David Trueba para rodar algunas escenas de Vivir es fácil con los ojos cerrados. Un poco más allá se levantan las casas blancas de La Fabriquilla, abrazadas por las montañas y el mar. El paisaje es de una belleza que sobrecoge. En las tierras quemadas por el sol no crece un árbol. Los tonos rojizos y ocres contrastan con el intenso azul del mar. El viento de poniente lo enfurece. El de levante lo amansa. El viento y el mar son dueños y señores del lugar. Ellos deciden.

 Leo La soledad de la ola y me sorprende cómo el autor capta con tanta precisión la esencia de un paraje como este. Lo hace con un lenguaje bello, poético, cargado de metáforas e imágenes con el mar de fondo, con un lenguaje filosófico, sabio como el que utilizan los más viejos, que recoge la idiosincrasia de un lugar en el que los elementos ponen a prueba la vida de sus habitantes cada día.
Vicente Gómez difumina el espacio y el tiempo en la bruma para situar la historia y a los personajes. El protagonista es un pescador autóctono que relata la dureza de la vida en el mar. La soledad es uno de los compañeros de viaje a la que hay que vencer para poder sobrevivir. Un misterioso forastero llamado Lorenzo llega al pueblo con un pasado inconfesable a sus espaldas. El pescador y Lorenzo se hacen amigos de copas y de silencios en el Bar de Filo, el tercer personaje de la novela. La novela gira en torno al misterio del forastero y a la relación de amor-odio entre los protagonistas y el mar, entre quedarse cerca de las raíces a sabiendas de la dureza y el aislamiento ensimismado que les espera o a cortar esas raíces y salir de allí en busca de una vida más abierta y cosmopolita. El pescador es el prototipo de la primera opción, y Emilia, la que fue su novia, de la segunda. Lorenzo representa un punto intermedio. La resolución del misterio de Lorenzo pondrá las cartas sobre la mesa al respecto.

Vicente Gómez centra esta novela de treinta capítulos cortos en la voz del pescador, un hombre bueno, curtido por la soledad y la dureza del mar, pero también escuchamos las voces de Lorenzo, de Filo y de Juan, un anciano amigo del pescador. Incluso la voz de la madre muerta del pescador que recuerda la cruda soledad de su vida desde el más allá. Pero si hay un protagonista fundamental en La soledad de la ola, ese es el mar, la mar como le llaman los lugareños, tanto que el autor cierra el libro con la voz de la mar dirigiéndose al lector desde su poderosa y eterna inmensidad.

La soledad de la ola de Vicente Gómez es una lectura más que recomendable para los que no pueden vivir lejos del gran azul, y sobre todo para los que conocen este maravilloso y terrible rincón del sur sometido al despótico reinado del viento y el mar.

«Mi padre siempre me lo decía: el amor al mar no es un amor carnal, es distinto al que conocemos, el que nos arrebata la cordura por una mujer o por un hombre. No tiene que ver ni con la posesión ni con la propiedad, tampoco con el corazón. No debes esperar nada, no existen condiciones. La mar es ilimitada a los ojos, tu amor por ella debe ser igual. Es lo que te impulsa a pisarla, a zambullirte una vez más a pesar de que te haya robado una vida cercana. El mar se rige por sus propias leyes, que normalmente están por encima de las humanas y que, por desgracia, pocos entienden» (p.116)






                                                        The Byrds. Turn!Turn!Turn!


4 comentarios:

  1. No conocía esta novela ni a su autor. Estuve hace ya varios años en el Cabo de Gata, aunque el pueblo de Pujaire, precisamente, no me suena. Recuerdo el terrible viento que hizo todos los días. Y recuerdo los bares y tabernas tan agradables que había por la zona, en Las Negras, Agua Amarga, Rodalquilar...
    Me gustará leer una novela ambientada en la zona. Y sí, visitamos zonas que dolían de tanta belleza.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El lugar donde se desarrolla la novela está en la otra vertiente del cabo, en el poniente, al otro lado de Las Negras y Rodalquilar que están en la zona este. Para llegar desde un punto al otro hay que pasar por Pujaire, que tiene parada obligatoria en la librería. Es un pueblo de paso hasta San Miguel y la Almadraba. Los lugareños están habituados a la presencia constante del viento, ya sople de un lado o del otro. En las conversaciones siempre aparece el tema, porque en cierto modo es el viento el que decide sobre el día a día.
      Yo tampoco conocía al autor y me ha gustado su manera de narrar. Tiene nivel. La novela es un homenaje al mar y a los habitantes del Cabo de Gata.
      Un beso.

      Eliminar
  2. ¡Hola! Pues me parece una propuesta muy interesante, sobre todo para los que conozcan la zona y adoren la mar. Sé que estuve de viaje por allí hace unos años, por el Parque y sus playas, no recuerdo los nombres de los pueblecitos, pero sí me acuerdo de la belleza del paisaje con las casas tan blancas y los flamencos en las salinas (somos pajareros de los que vamos por ahí con nuestro telescopio). Es bastante probable que pasara por Pujaire.
    Que buena recomendación te hizo ese librero ¿verdad?
    Me llevo el libro en la mente
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí que fue buena. Es una librería estupenda en la que tiene un poco de todo. Una de las mesas está dedicada a escritores almerienses, y el librero los conoce bien y te explica por dónde va cada uno. Yo elegí este y me ha gustado bastante. Hay una literatura de provincias (no me gusta nada la expresión) de mucha calidad que está fuera de las grandes editoriales y de los grandes medios. Este libro es un buen ejemplo.
      Del paisaje está todo dicho. Una maravilla. Si vuelves por allí muy recomendable la visita a la librería. Está poco antes de llegar al punto de observación de las salinas.
      Un beso.

      Eliminar