Uno de mis programas radiofónicos favoritos era A todo Jazz en Radio 3, con la maravillosa voz de Juan Claudio Cifuentes, Cifu para los amigos, diciendo eso de «Empezamos un programa de jazz para ti que te gusta el jazz». Si había alguien capaz de transmitir entusiasmo por el jazz, ese era Cifu, que sabía tantísimo que nos contaba detalles como que Sonny Rollins se apodaba Newk por su parecido con una lanzador de los Dodgers de Brooklyn, y a continuación ponía St. Thomas para dejarnos con la boca abierta. No tengo ninguna duda de que Juan Claudio Cifuentes habría disfrutado muchísimo con esta novela de José Luis Carrasco titulada Ronda de solos.
Lo imagino diciendo: «Ronda de solos es una novela de jazz para ti que te gusta el jazz». De hecho, José Luis Carrasco abre la novela con con una frase de Cifu que dice así: «Con dos acordes te vas al infinito».
La historia se sitúa en Avilés durante un fin de semana en el que el protagonista, un músico de jazz que llega para dar un concierto, pierde su saxofón en el aeropuerto. Durante el día y medio que tardan en llegar sus tres compañeros, nuestro héroe, cuyo desconocido nombre cuenta con seis letras, camina por las calles de las ciudad asturiana en la frustrada búsqueda de un saxofón que le devuelva la identidad. El título de la novela contiene un doble significado. La del solitario protagonista que hace la ronda por las calles de Avilés, y el de los solos instrumentales que van rotando en su cuarteto de jazz con el que tenía previsto actuar en la sala Barbados y al que no le quedará más remedio que renunciar al haber perdido el saxo y con él su talento musical.
Ronda de solos es una novela corta narrada en primera persona que forma un triángulo equilibrado entre el personaje, la ciudad y la música. En el periplo de nuestro Ulises hacia ninguna parte nos encontramos con reflexiones sobre sus músicos favoritos, que son Miles Davis, del que lee una autobiografía, Sonny Rollins, Pedro Iturralde, John Coltrane, Louis Amstrong, Ella Fitzgerald, Charlie Parker y tantos otros músicos de jazz que pululan por la novela. En su paseo lleva el libro, el móvil y un cuaderno que a la postre se convertirá en esta Ronda de solos.
El saxofonista sin saxofón que camina por Avilés y anota sus reflexiones en el cuaderno al pasar por cada calle me recuerda a Leopold Bloom recorriendo las calles de Dublín un dieciséis de junio. Conforme leo Ronda de solos, voy escuchando la música de Rollins, de Iturralde, de Coltrane, de Sinatra, y me veo siguiendo los pasos de nuestro héroe por las calles de Avilés. Nunca había pensado visitar esta ciudad asturiana, hasta ahora. Y lo haré con esta novela callejera bajo el brazo porque José Luis Carrasco nos ha regalado un Bloomsday jazzístico en Avilés.
El protagonista también es un personaje Vilamatiano que nos remite a Samuel Riba, protagonista de Dublinesca, un editor retirado que se marcha a Dublín tras los pasos de James Joyce y vaga por la ciudad irlandesa, lo mismo que el protagonista de Ronda de solos hace en Avilés. La diferencia entre ambos que que el primero realiza un viaje destructivo, mientras que el del segundo es todo lo contrario. El músico pierde el saxofón y su identidad musical, pero se descubre en el infinito mundo de las palabras. La música convertida en literatura. El jazz de Ronda de solos está emparentado con el de El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina. Nuestro Ulises es un Santiago Biralbo que se busca a sí mismo en su saxofón extraviado. Y también lo está con El manual de caligrafía y pintura de José Saramago, en el que un pintor de retratos cambia los pinceles por la pluma y los lienzos por un diario. En Ronda de solos el protagonista cambia el saxo por un cuaderno convertido en revista de crítica musical, guía de viajes y diario de recuerdos y pensamientos. Ronda de solos es un manual de caligrafía y música. El cuaderno salva a nuestro Ulises de la crisis existencial por la que atraviesa. La escritura aparece como terapia que sustituye a la música y Ulises descubre otro modo de crear. La creatividad se impone como forma de vida, ya sea con acordes, palabras o imágenes.
Aún no he leído "Ulises", aunque, por supuesto sé lo del 16 de junio y su paseo por las calles de Dublín. Me parece tentador, pero lo he empezado un par de veces y lo he tenido que abandonar. Una de mis deudas literarias más clamorosas.
ResponderEliminarEsta novela ambientada en Avilés, que es una ciudad que me encanta, puede resultar interesante, aunque en casa el amante del jazz es mi marido. Yo reconozco que no soy muy musical. Le hablaré a él del libro.
Un beso.
Pues seguro que lo disfruta muchísimo porque la novela es puro jazz, pero no sólo eso. Si conoces Avilés te será fácil adentrarte en este libro en el que el protagonista nombra y describe las calles por las que pasa, que son muchas. Yo he visitado Asturias (una región maravillosa) un par de veces, pero no me paré en esta ciudad. La próxima vez iré seguro y me llevaré esta novela de guía.
EliminarRespecto al “Ulises” yo hice un entusiasta intento de escalada después de leer “Dublinesca” de Vila-Matas, y tiré la toalla a la mitad aproximadamente. Algún día volveré a intentarlo.
Un beso.
Leyendo "Dublinesca" me volvió a apetecer mucho leer a Joyce. Fue precisamente la segunda vez que lo abandoné. No sé si volveré a intentarlo...
EliminarLo bueno de Vila-Matas es que transmite entusiasmo para leer a los clásicos. Otra cosa es enfrentarse a ellos. Yo no me quiero rendir todavía con el Ulises. Tuve un conato de segundo intento tras visitar Dublin, pero no fue a más. La tercera será la buena.
EliminarUn beso.
Me llama, me llama. Gracias pot la recomendación, termino un par de libros del detective Montalbano y voy por este que describes.
ResponderEliminarGracias a ti por pasar por aquí. Y mucho cuidado con Camilleri que es muy adictivo.
EliminarUn abrazo.