Hoy cumple un año El fuego de Montag.
El blog comenzó su andadura con una entrada en la que se mencionaba el capítulo del
Quijote en el que el cura y el barbero, tras la primera salida de Don Quijote, hacían una purga de su biblioteca para
que restableciera la cordura. La lectura de esos libros de caballería le habían
hecho perder el juicio, de manera que la sobrina y el ama se encargaron de que la mayoría de
su biblioteca acabara en la hoguera. No obstante, el cura y el barbero, como buenos
aficionados a la literatura, salvaron de la quema algunos títulos, como Amadís de Gaula, Tirante el Blanco de Joanot
Martorell (para el cura era el mejor libro del mundo), o La Galatea del propio Miguel de Cervantes.
Ni que decir tiene que de poco sirvió la bibliofogata, pues poco después ya estaba de nuevo el Caballero de la Triste Figura, adarga al brazo, cabalgando sobre el costillar de Rocinante.
Ni que decir tiene que de poco sirvió la bibliofogata, pues poco después ya estaba de nuevo el Caballero de la Triste Figura, adarga al brazo, cabalgando sobre el costillar de Rocinante.
Se hablaba —si se me permite el verbo— en esa primera entrada del blog, también
de Pepe Carvalho y de la fea costumbre
que tenía de encender la chimenea de su casa con un libro, porque durante 40 años leyó libros y, decía, apenas le enseñaron a vivir. La primera novela convertida en ceniza por la mano de Pepe Carvalho
fue Don Quijote de la Mancha (en
realidad fue el segundo libro que quemó, pues el primero había sido un ensayo de Pedro Laín Entralgo titulado España
como problema).
Estos pirómanos cervantinos y montalbanianos me llevaron
directamente a pensar en Fahrenheit 451,
la novela de Ray Bradbury
protagonizada por un pirómano arrepentido llamado Guy Montag.
La novela, publicada en 1953, es una de las distopías más famosas de la literatura junto a Un mundo feliz de Aldoux Huxley y 1984 de George Orwell.
La novela, publicada en 1953, es una de las distopías más famosas de la literatura junto a Un mundo feliz de Aldoux Huxley y 1984 de George Orwell.
Tendría quince años cuando la leí y su lectura incrementó mi
creencia en que los libros eran sagrados, con independencia de
autor y contenido (hoy no lo tengo tan claro), en que cualquier libro había de ser rescatado del abandono o
de la quema. Montag se convirtió en uno de mis personajes favoritos. De ahí el nombre de este blog.
Montag es un pirómano profesional, un bombero que trabaja para el Estado, y que en vez de apagar fuegos los provoca. Pero no quema
cualquier cosa. Su trabajo consiste en buscar y encontrar los libros ocultos y
quemarlos porque los libros están prohibidos. Fahrenheit 451 es la inscripción que lucen orgullosamente los
bomberos en su casco, pues es la
temperatura a la que arde el papel, al menos eso afirma Ray Bradbury en la
novela. Montag hace su trabajo sin preguntarse si está bien o no. Es su deber. Hasta
que un día, movido por la curiosidad y por un encuentro con una joven, comienza
a dudar.
Tras esta epifanía, Montag se convierte en un peligroso y subversivo antisocial que busca a los clandestinos amantes de los libros para
unirse a su causa. Faber, un viejo profesor, le dice: “Los libros están para
recordarnos lo tontos y estúpidos que somos. Son la guardia pretoriana de
César, susurrando mientras tiene lugar el desfile por la avenida: «Recuerda, César, que eres mortal»”.
En 1966, Francois
Truffaut llevó la novela de Bradbury a la gran pantalla e hizo una de las mejores
adaptaciones de la historia del cine. El primer libro que
aparece (tan sólo durante una décima de segundo) en la película antes de ser pasto de
las llamas se titula Don Quijote de la Mancha. Seguro que Pepe Carvalho, que era un tipo culto, fue al cine a verla.
Primera escena
Buah!!!!
ResponderEliminarTengo este libro, muy pero que muy pendiente!!!
La metaliteratura es uno de mis favoritos y éste es uno de los grandes dentro de dicho género.
¿Un año ya? ¿De verdad? Jo... como pasa el tiempo... en navidades mi blog hará dos añitos también!! Qué tengas un feliz cumpleblog y a por otro añito más!! ;)
Hola Ana Belén, Fahrenheit 451 es todo un clásico que se lee del tirón. Puede que hoy en día, con los dispositivos electrónicos quitándole terreno al papel, se haya quedado algo desfasado, sin embargo el mensaje está totalmente vigente. La película también merece la pena. Seguro que lo disfrutas.
EliminarGracias por la felicitación. Cuando comencé con el blog no sabía hasta dónde llegaría. Mi falta de constancia me hacía pensar que probablemente tuviera poco recorrido, y mira tú por donde que ya lleva un año. Y como dices.. a por otro año más!!.
Un abrazo.