miércoles, 1 de julio de 2020

"Rojo y Negro", de Stendhal



La trama de Rojo y Negro de Stendhal es bien conocida. Narra la historia del joven Julien Sorel, de su ambición, del intento por medrar en una sociedad cerrada, de su impostura como seminarista, de sus amores interesados con una burguesa primero, la señora Renal, y de una aristócrata después, la señorita Mathilde de Le Mole, del intento de asesinato de la primera, de su juicio y de su condena. Al parecer, Stendhal sacó esta historia de un periódico, cambió los nombres de los protagonistas y de los lugares y la noveló. La escribió entre 1828 y 1829 y la llevó a la imprenta en 1830, aunque tras la revolución de julio de ese año introdujo algunos cambios para publicarla definitivamente en 1831.

Stendhal utiliza el narrador omnisciente para meternos de lleno en los pensamientos, sentimientos y acciones de Julien Sorel. Su punto de vista prevalece, aunque en también nos lleva al de otros personajes, sobre todo el de la señora Renal y el de Mathilde de La Mole. En ocasiones aparece el propio Stendhal para ofrecernos su opinión política (liberal) o para interpelar directamente al lector justificando alguna escena. Su anticlericalismo contrasta con el dibujo hace de los dos únicos personajes íntegros de la novela, el padre Chelán y el padre Pirard, protectores de Julien Sorel que no dejan de advertirle de las consecuencias de sus obras. Pero su ambición, como la de Napoleón Bonaparte, no tiene límites. 

Más que una novela de amor, que lo es, Rojo y Negro es una novela social y política que reconstruye los comportamientos del clero, de la burguesía y de la aristocracia francesa a través de los personajes en una época de profundos cambios: los años veinte del siglo diecinueve. La vieja nobleza y el clero aspiran a conservar los privilegios que le fueron arrebatados por la Revolución, y restaurados tras la derrota de Napoleón en 1815. Pronunciar su nombre es delito. Su figura sobrevuela toda la novela desde su destierro en la isla de Santa Elena. Las obras de Voltaire, Rousseau y el resto de ilustrados están prohibidas. El altar y el trono vuelven a ser los pilares de la sociedad. La burguesía, derrotada pero no vencida, no renuncia a restablecer los ideales de un liberalismo moderado libre de los excesos jacobinos. La lucha entre permanencia y cambio está en el trasfondo de la novela. En la lucha de estos dos grupos por imponer su credo se inserta Julien Sorel, talentoso y apuesto hijo de un carpintero pobre, admirador secreto de Napoleón y de espíritu jacobino, a quien no queda otro camino que la carrera eclesiástica en una época que ha blindado sus puertas al ascenso social. Sorel es el Danton del amor, el héroe subalterno que logra enamorar a dos mujeres inalcanzables por su posición social. Julien utiliza su genio y su uniforme de seminarista para hacer su revolución particular a través de la conquista de los corazones de la señora Renal y de Mathilde de La Mole. Es el caballo de Troya de la moral burguesa y de la nobleza, que pone al descubierto la hipocresía y los tejemanejes de ambos grupos, enfrascados en pugna por el poder y temerosos de perderlo. La lucha interna de las dos mujeres entre la honra y el amor por Sorel se salda con la victoria de este último, un triunfo que saborea cual Napoleón en Austerlitz. Sin embargo, el joven Sorel también perderá la cabeza y sucumbirá a los encantos de Afrodita en su Waterloo particular. 

Stendhal mantiene la tensión de la historia durante las  más de quinientas páginas del libro. Es un genio con los diálogos, con los pensamientos de los personajes, con los enredos y los continuos quiebros de la trama. Lo más extraño es que no se recrea en los momentos álgidos, sino todo lo contrario. Se puede decir que los escamotea, de manera que hay que leer dos veces le escena para ver si ha pasado de verdad lo que tanto tiempo estábamos esperando. 
Stendhal anuncia con Rojo y Negro el realismo literario de los años posteriores. Nada menos que autores como Flaubert y Tolstói lo reconocen como padre literario. Tanto el personaje de Emma Bovary como el de Ana Karenina beben del de la señora Renal. No obstante, Stendhal no puede escapar al romanticismo reinante en la década de 1820. De hecho, el gran logro de la novela es aunar dos tendencias aparentemente contrapuestas, el romanticismo y un realismo incipiente.

La escritora Clara Obligado comentó en una charla que era uno de esos libros que leía cada cierto tiempo. Yo la leí hace trece años y ahora la he vuelto a leer, y ha superado con creces el examen de la relectura. Decía José Luis Cuerda que Rojo y Negro era su novela favorita. También está entre las mías. No dudo que algún día regresaré a las páginas de esta obra maestra. 



                                            La Grande Sophie. La valse des adieux


Traducción y notas de Carlos Pujol y Tania de Bermúdez -Cañete






10 comentarios:

  1. Pues solo la he leído una vez y hace ya demasiados años (1983). Creo que va pidiendo una relectura, aunque hay tantas que me la piden que alguna se tendrá que quedar sin ella porque no doy más de mí, ja ja.
    La verdad es que es una novela de la que recuerdo poco, más allá del ambiente general y de ese Julien Sorel que es todo un personaje.
    También ando pendiente de releer "La cartuja de Parma" que leí mucho más tarde (1996) y que también me gustó mucho. Mucha lectura para tan poco tiempo.
    Un beso.

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    1. Pues cuando leí "Rojo y Negro" por primera vez me enstusiasmó tanto que me puse con "La Cartuja de Parma", pero la inercia inicial me llevó solo hasta la mitad y ahí se quedó, con lo que la aún tengo pendiente. El problema es que me da pereza empezarla otra vez por si me dejo al pobre Fabricio colgado de nuevo. No tuve ni mucho menos la misma conexión que con "Rojo y Negro", probablemente porque no hice el intermedio necesario entre las dos.
      Es verdad, demasiadas lecturas para tan poco tiempo. Y eso que tu ritmo lector es impresionante. Ya me gustaría a mí que voy más lento que una tortuga. Mi táctica actual es comenzar del tirón con cincuenta páginas y si no me dice nada lo aparco hasta otra ocasión. Además últimamente ha bajado el ritmo de aquisiciones para tirar de congelados, y en vez de eso me da por las relecturas. En fin, ya ves qué organización...
      Un abrazo Rosa.

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    2. Yo soy una anarquía total leyendo. cambio de época, de género, de nacionalidad... también releo bastante. Creo que el caso es disfrutar con lo que se lee y eso lo hacemos y mucho.

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    3. A veces he intentado hacer un plan de lecturas, pero siempre he fracasado a las primeras de cambio por aburrimiento. Y el día que me aburra con la literatura me dedico al bricolaje, cosa que espero no ocurra nunca. La anarquía lectora sienta mucho mejor, dónde va a parar.

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  2. Tuve una época que leía libros, uno tras otro, sin pausa. Había confeccionado una lista de lecturas obligatorias y me lo había tomado muy en serio jeje. Fue la temporada de "Madame Bovary", "Guerra y paz"...y Stendal. A pesar de ser un escritor de magnífica prosa, Stendhal no era muy reputado en su época, uno de los pocos que lo reconoció públicamente fue Honoré de Balzac.
    No coincido con aquellos que hablan de una novela de amor, para mí es una evidente crítica social. Lo mismo que hizo Dostoiesvki en su "Crimen y Castigo", “Rojo y negro” se pone como reto a Napoleón.
    Me uno a tu recomendación y animo a su lectura.
    Un abrazo JCarlos.

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    1. Yo mejor no hago listas de lecturas porque bastante que las haga para no leerlas. Debería utilizar la autopsicología inversa a ver si algún día me da por leer "Crimen y Castigo" o "Guerra y paz", que son dos de los muchos clásicos que tengo pendientes. Lo de "Crimen y castigo" tiene más delito porque tengo dos ediciones, una vieja y una nueva, y sólo he leído la primera página para comparar las traducciones, que por cierto son como el día y la noche.
      Estoy contigo en que "Rojo y Negro" esconde la crítica social y política de su época y que Julien Sorel es una especie de Napoleón que en vez de conquistar países conquista corazones para mayor gloria personal.
      Un abrazo Marybel.

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  3. ¡Gran crítica, amigo!

    Rojo y negro, sin duda, es una obra maestra sensacional.

    En cuanto a lo anterior de que es una novela de crítica social, también estoy de acuerdo, ya que la crítica empieza por el título, que destaca el conflicto de Julien cuando deja el deseo del uniforme "rojo" y va por la sotana "negra".

    Un personaje que vacila entre las armas y la cruz es claramente rehén del pragmatismo de su tiempo.

    ¡Abrazos!

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    1. Sí que lo es. Sobre el significa de título he leído varías versiones. Además de las armas, el rojo representaría la revolución y el negro el clero. Julien es un revolucionario con sotana si es que eso es posible. En los tiempos que corren en la novela la iglesia ha vuelto a tomar las riendas del poder, pero la revolución es ya inevitable. Julien se divide entre esos dos mundos. Leí también que puede que Stendhal no quisiera decir nada con el título, tan solo jugar con los lectores. Al parecer, al escritor francés le gustaban los jeroglíficos.
      Un abrazo.

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  4. Stendhal es un gran narrador, un mago. Curiosamente seguimos los mismos pasos, luego la Cartuja me rindió a la mitad... aunque sí volví a ella, como a El rojo y el negro. A mí personalmente fue Stendhal uno de esos que me enganchó a los clásicos.

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    1. Yo todavía tengo pendiente el segundo round con La Cartuja. No hay duda de que Stendhal es un genio, aunque creo que en su época no lo consideraron como tal, incluso él no tenía la autoestima literaria muy alta. Y claro, luego llegarían los Balzac, Flaubert y compañía que lo taparían un poco.
      Un abrazo.

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