«Hay libros que resisten
un día y son buenos.
Hay otros que resisten un
año y son mejores.
Hay libros que resisten
muchos años y son muy buenos.
Pero hay los que resisten
toda la vida. Esos son los imprescindibles».
Estos versos modificados de Bertolt Brecht que tantas veces he
escuchado a Silvio Rodríguez son los
primeros que me vienen a la mente nada más terminar de leer Al este del Edén de John Steinbeck.
Cuando me propuse
participar en el Mes de la novela clásica
no tenía elegido el libro que iba a leer, hasta que Gerardo Vázquez, autor del blog Varado en la llanura, me recomendó Al este del Edén, un libro que no estaba
en mi estantería mental. Tampoco había visto la famosa película de Elia Kazan y no sabía absolutamente
nada de la trama. Esa misma tarde encontré una edición de segunda mano más que
aceptable en El Bazar del TBO. Me sorprendió
su extensión, más de setecientas páginas que podían jugarme una mala pasada si
la cosa no empezaba bien. Cuando llevaba veinte leídas, supe que iba a
disfrutar del libro. Y así ha sido.
Al este del Edén es la última de las grandes obras de John Steinbeck. Se publicó en 1952 y
el propio autor la consideró su mejor novela, la más completa. Diez años
después, en plena Guerra fría y con JFK como
presidente, Steinbeck recibió el premio Nobel
de Literatura. Muchos críticos estadounidenses consideraron que la Academia
sueca se había equivocado porque su literatura, realista y crítica, no estaba
de moda por aquellos años. La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial eran
cosa del pasado. Llegaba la Edad Dorada del sistema capitalista y era necesario
pasar página.
John Steinbeck, que
además de un enorme escritor era un gran tipo, dio la razón a los críticos. Yo no se la doy.
Steinbeck toma el título de un pasaje del Génesis que reproduce en la novela:
“Puso, pues, Jehová a Caín una señal, para que nadie que lo encontrase lo
matara. Caín, alejándose de la presencia del Señor, habitó la
región de Nod, al este del Edén” (p.330). Queda claro el trasfondo.
La trama se desarrolla en
Salinas, California, entre el final de la Guerra de Secesión estadounidense y
el inicio de la Primera Guerra Mundial. A lo largo de cincuenta y cinco
capítulos, muestra la historia de dos familias, los Trask y los Hamilton. El personaje
fundamental es Adam Trask y el argumento gira en torno a su vida. El autor
relata su infancia, su relación con su padre y sobre todo con su hermano
Charles. Más tarde con su esposa Cathy, con sus hijos, Aaron y Caleb, con su criado
Lee, y con sus vecinos, Samuel Hamilton y los hijos de éste, Will, Tom, Dessie
y Olive. Precisamente en casa de Olive encontramos al narrador, que no es otro
que el propio John Steinbeck, un narrador testigo que aparece en un varias ocasiones introduciendo
elementos autobiográficos. Su abuelo se llamaba Samuel Hamilton y su madre Olive,
maestra de escuela en Salinas, precisamente el lugar en el que creció el autor.
No sabemos cuánto de realidad hay en la novela pero el narrador testigo que
narra en tercera persona da verosimilitud a la historia. Lo vemos poco pero a
veces es capaz de asomarse para reflexionar sobre los temas clave de la novela.
Éste es uno de esos momentos en los Steinbeck aparece:
«Los humanos están
atrapados—en sus vidas, en sus pensamientos, en sus anhelos y ambiciones, en su
avaricia y crueldad, y también en su bondad y generosidad— en una red entretejida
de bien y de mal. Yo creo que ésta es nuestra única historia y que tiene lugar
en todos los niveles del sentimiento y de la inteligencia. La virtud y el vicio
forman la urdimbre y la trama de nuestra primera codicia, y serán también la
factoría de la última, y ello a pesar de los cambios que podamos imponer en las
tierras, ríos y montañas; en la economía y en las costumbres. No hay otra historia.
Un hombre después de barrer el polvo y las astillas de su vida, tiene que
enfrentarse tan solo con estas duras y escuetas preguntas. ¿Fue mi vida mala o
buena? ¿He hecho bien o mal?» (p.510)
En éste fragmento aparece
el tema central de la novela: el bien y el mal, el pecado, la culpa, la
codicia, la virtud o el vicio. Los personajes están perfilados con estos atributos
pero el autor introduce un matiz fundamental, ¿La vida está predestinada o existe
libertad en ser humano para cambiar su destino?.
La pregunta es motivo de conversación entre
Samuel, Adam y Lee, los tres grandes protagonistas (¡grandes filósofos!), en
los capítulos 22 y 24. En esta conversación Lee, el criado chino de Adam, que
resulta ser un erudito cuyo sueño es montar una librería, piensa sobre el por qué
del asesinato de Abel a manos de su hermano Caín y el posterior castigo de
Dios. Lee pide ayuda a un grupo de sabios chinos que (¡tras aprender hebreo!) llegan a la conclusión de que Timshel, una de las palabras del relato
bíblico, significa «tú podrás dominar el
pecado». De modo que Timshel responde
a la pregunta y se convierte en palabra clave de la novela.
Steinbeck confronta a dos
personajes antagónicos: Adam y Cathy.
Encarnan el bien y el mal respectivamente. En ambos su conducta es
innata, y ninguna circunstancia podrá cambiarla. Adam es un buen hombre hasta
el fin de sus días a pesar de las dificultades que se encuentra en el camino.
Cathy / Kate es un personaje cruel que vive con la necesidad de sembrar dolor
allí por donde pasa. Es la encarnación del mal y del pecado, en el sentido
cristiano de la palabra. El bien y mal
también aparecen reflejados en relación entre hermanos, muy importante a lo
largo de la obra. La historia de Caín y Abel se reinterpreta en la figura de
Charles y Adam, de Caleb y su hermano Aarón o de Tom y su hermana Dessie.
Steinbeck no desaprovecha
la ocasión para hacer denuncia de las injusticias que sufren vagabundos o inmigrantes (se centra en la
comunidad china) que son utilizados como mano de obra esclava por autoridades o
por empresarios sin escrúpulos en Estados Unidos. O en denunciar la hipocresía
de la sociedad norteamericana respecto al juego, al alcohol o a la
prostitución. En ocasiones se recrea con la geografía (describe los paisajes
americanos con detalle) o la historia del país (desde la colonización española
de California, pasando por la Guerra de Secesión hasta la Primera Guerra
Mundial) , o nos muestra cómo el país está sufriendo una transformación trascendental
con la implantación de los avances de la industrialización como la electricidad,
la cocina de gas, el frigorífico, el teléfono, la máquina de escribir, el
gramófono o el automóvil: «Como en los tiempos bíblicos, en aquellos días aún
se producían milagros sobre la faz de la tierra. Una semana después de la
lección, un Ford subía dando saltos por la calle mayor de King City y se
detenía con una sacudida ante la oficina de correos. Adam llevaba el volante,
con Lee a su lado» (p. 457).
Ha sido una lectura
estupenda que me ha llevado a habitar con unos personajes que seguramente permanecerán en mi memoria durante mucho tiempo. Me quedo con Lee, el criado filósofo de Adam, y
con su esposa Cathy-Kate, la malvada con cara de ángel que parece no haber roto
un plato. Por supuesto, con Samuel
Hamilton, trabajador y pensador, cuya energía vital transmite a todos los
que le rodean.
Creo que Al este del Edén de John Steinbeck es uno de esos
raros libros que resisten al paso del tiempo. Imprescindible.
Era una apuesta segura, Juan Carlos. Pocos, pocos detractores tiene esta novela. Yo también considero que ha alcanzado la categoría de clásico. Estuvo en mi estantería muchos años (pasa a veces, compras un libro y ahí se queda esperando) pero debido a su extensión y otras cuestiones tardé en ponerme con él. Recuerdo de su lectura que me atrapó por completo, subyugante. Y el personaje de Cathy, como dices, es tremendo. Una psicopatía con la que se nace, aunque para Steinbeck el ser humano al final es dueño de su propio destino, como en el famoso poema que leía Mandela en Robben Island. Desde luego, una lectura que marca.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ha sido una lectura fantástica de principio a fin. No he tenido la sensación de que flaqueara en ningún momento. Me ha gustado tanto la prosa de Steinbeck que tengo "De ratones y hombres" y "Las uvas de la ira" encima de la mesa, dos novelas de las que me habló muy bien una amiga que sabe de lo que habla. Gracias por la recomendación.
EliminarUn abrazo.