lunes, 10 de octubre de 2016
Cartas escogidas de F.G.Lorca
Tras leer “Juventud” de John Maxwell Coetzee, saqué por casualidad de la estantería un librito de Federico García Lorca que compré el año pasado tras visitar su Casa Museo de la Huerta de San Vicente en Granada. Se titula “Cartas escogidas”. Leí una de las cartas que Federico le envió a su padre desde La Residencia de Estudiantes de Madrid el 10 de abril de 1920 y no pude dejar de comparar a John y a Federico en ese momento en el que ambos, jóvenes de 22 años, han abandonado su patria chica en una especie de viaje iniciático que les llevará a convertirse en artistas. Lorca en Madrid en 1920. Coetzee en Londres en 1962.
Escribe Federico a su padre:
“Yo te suplico de todo corazón que me dejes aquí hasta fin de curso y entonces me marcharé con mis libros publicados y la conciencia tranquila de haber roto unas espadas luchando contra los filisteos para defender y amparar el Arte puro, el Arte verdadero. A mi ya no me podéis cambiar. Yo he nacido poeta y artista como el que nace cojo, como el que nace ciego, como el que nace guapo [...] La vida hay que verla con ojos claros y llenos de optimismo, y yo papá soy optimista y tengo mucha alegría”.
El joven Coetzee no era tan optimista como el joven Lorca pero tenía la misma determinación de convertirse en artista.
Escribe Coetzee en Juventud:
“ El artista debe probar todas las experiencias, desde las más noble hasta la más baja. Igual que el destino del artista es experimentar la alegría creativa suprema, también debe estar preparado para cargar con todo lo que en la vida hay de miserable, escuálido, ignominioso. En nombre de la experiencia padeció Londres [...] el destino no iría a buscarle a Sudáfrica, se dijo; sólo saldría a su encuentro en Londres (¡Cómo una novia!), París o tal vez Viena, porque sólo en las grandes ciudades europeas reside el destino”.
Lorca nunca estuvo en París, ni en Londres, ni en Viena. El destino lo encontró en Madrid y más tarde lo acompañó a Nueva York, a La Habana o a su querida Granada, donde vio su rostro por última vez en agosto de 1936.
El escritor irlandés Ian Gibson comenzó a investigar sobre el poeta y en 1989 publicó “Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca”, una estupenda biografía en la que encontré estas palabras que el poeta pone en boca de su idolatrado Buster K. en "El paseo de Buster Keaton":
“Quisiera ser un cisne. Pero no puedo aunque quisiera. Porque ¿dónde dejaría mi sombrero?¿Dónde mi cuello de pajarita y mi corbata de moaré? ¡Qué desgracia!”.
Arte puro.
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¡Hola! Gracias por pasar por mi blog, ya te estoy siguiendo y leyendo. Muy interesante esta entrada. Amo los libros de cartas y me gusta mucho tanto Lorca como Coetzee. Así que ya quiero leer ambos libros, Juventud, ya lo tenía anotado para leerlo pero el de las cartas de Lorca no lo conocía. Espero poder conseguirlo en Argentina. Ahora voy a seguir leyéndote, quiero ver qué opinás de Juventud, que como te decía, lo leeré en breve. ¡Te dejo un saludo!
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