Durante mucho tiempo la crítica consideró esta obra como origen de la ficción novelesca sudamericana. Sin embargo, esto cambió en 2007, cuando Fabio López Lázaro, Profesor de Historia de la Universidad de Hawái, publicó la prueba de que Infortunios era una relación histórica verídica basada en un personaje real. En 1996, Antonio Lorente Medina, Catedrático de Literatura Hispanoamericana de la UNED, ya defendía esta hipótesis, debido a que estaba demostrado que todos los personajes aparecidos en el relato eran reales y no inventados.
Al parecer, Alonso Ramírez pulió los pasajes inconvenientes de su biografía y destacó los que le favorecían en la relación que le hizo a Carlos de Sigüenza. Las investigaciones de López Lázaro, Buscaglia y Lorente Medina, pusieron al descubierto la verdadera peripecia vital de Alonso Ramírez y los motivos por los que simplificó y distorsionó la verdad, al tiempo que incluían las razones (políticas y económicas) por las que el Virrey Galve decidió que se escribiera y publicara tal versión de los hechos.
Sabemos por Infortunios que Alonso Ramírez nació en San Juan de Puerto Rico, puede que en 1662-63 (“corriendo el año 1675 y siendo menos de trece años de mi edad”, señala). Su padre era Juan de Villanueva y su madre Ana Ramírez, el primero andaluz, la segunda portorriqueña. Era una familia de pocos recursos, por lo que pronto el joven Alonso decidió salir a buscarse la vida, primero en la Habana, después en el Virreinato de Nueva España. Los primeros meses fueron de hambre y penuria, hasta que logró algunos trabajos y algún dinero, lo que le permitió regresar a la ciudad de México donde se casó con Francisca Xavier, doncella de la familia Poblete. Esta falleció en el parto, por lo que Alonso Ramírez, decidió hacer una especie de penitencia marchando a Filipinas (“quise darme pena de este delito”). Eso narra Infortunios, aunque señala Lorente Medina que las razones de su viaje a Filipinas fueron “la abundancia de aquellas islas y el considerable tráfico de la zona”, es decir, que se marchó para prosperar. Se afincó en Cavite y fue marinero y mercader durante tres años de bonanza, favorecida por la pujanza de ciudades como Batavia. Durante estos años fue protegido del gobernador, lo que le llevaba a veces a realizar gestiones comerciales, que a la postre le costarían el asalto de piratas ingleses, cosa que ocurrió el 4 de marzo de 1687.
En Infortunios describe las pésimas condiciones de la fragata que fue capturada. Se dice que era una fragata real, cuando en realidad era un champán de carga (Nuestra Señora de Aránzazu y San Ignacio). Buscaglia ha demostrado que estaba capitaneada por D. Felipe Ferrer y que Alonso Ramírez era un marinero o un carpintero de ribera.
El apresamiento es corroborado por fuentes coetáneas, como el Diario de las Novedades de Filipinas del jesuita Antonio Jaramillo, y por el New Voyage around the world, diario escrito por William Dumpier, cabecilla de los piratas, y publicado diez años después. Las tres fuentes describen los mismos sucesos sin grandes diferencias de detalle excepto en la datación de la captura, lo cual se explica por el diferente calendario (gregoriano y juliano) que seguían españoles e ingleses respectivamente.
El barco pirata se llamaba el Cygnet y rindió al Nuestra Señora de Aránzazu tras un intenso fuego cruzado que duró más de dos horas. Diez días después, los marineros del Aránzazu fueron liberados, pero algunos se quedaron con los piratas, entre ellos Alonso Ramírez. El motivo es que estos piratas ingleses ofrecían buenas condiciones a los que se unieran a la causa. En Infortunios, Alonso habla de la captura como el origen de sus penurias y humillaciones, lo que se contradice con el regalo final que le hicieron los piratas de una fragata y un valioso cargamento. Ninguno de los marineros que fueron liberados hablaron de la crueldad de los piratas. Tan sólo lo haría Alonso Ramírez, por lo que señala Lorente Medina que “su texto resulta sospechoso”.
Su siguiente hito vital fue su experiencia pirática. Los capitanes piratas aprovecharon la guerra entre la compañía inglesa y Siam para ofrecer patentes de corso a ambas partes. De este modo actuaron impunemente y se beneficiaron de la captura de barcos enemigos y de la venta posterior de su carga en el mercado negro.
La identificación de los piratas citados en Infortunio revela que Alonso Ramírez vivió sus aventuras en dos barcos distintos: primero en el Cynget, junto a Dampier, más tarde en el Good Hope, junto a Dankin y el maestre Bel, compañeros del Cynget, que habían capturado el barco en Bengala. Al parecer hubo un motín a bordo del barco por parte de los holandeses Cornelius Paterson y Hendick, identificados en Infortunios como Cornelio y Enrique. En el interrogatorio sobre el motín pesó más el testimonio de Alonso Ramírez que el de los dos holandeses que eran veteranos de la tripulación. Además dejaron a Alonso tener a su esclavo Pedro. Estos hechos demuestran que Alonso Ramírez fue más un pirata y que un prisionero.
Por último, cabe señalar el hito de la liberación y su llegada a México. Alonso Ramírez también distorsionó el episodio de su liberación. En realidad lo que ocurrió fue una liquidación de la compañía pirata y a Alonso le correspondió un valioso cargamento. Su regreso a América no fue fruto del azar y las circunstancias, sino que estaba perfectamente planeado. Alonso quería vender su cargamento en territorios ajenos al Imperio Español. De hecho no menciona en Infortunios que pasó cerca de Puerto Rico y de La Española, y su objetivo era dirigirse a Stan Creel Town, en Belice. El problema es que encalló su fragata poco antes de llegar, en la península del Yucatán novohispana. Tras este incidente no le quedó más remedio que adaptarse a las nuevas circunstancias, granjeándose la amistad del sacerdote Cristóbal de Muros y del encomendero Melchor Pacheco, que lo apoyaron hasta que el virrey tuvo noticias del asunto y lo mandó llamar para que relatara a Carlos de Sigüenza y Góngora sus aventuras, quien escribió la relación tal y como nos ha llegado. Alonso Ramírez también tuvo enemigos, como Ceferino de Castro, alcalde de Valladolid, que se apropió de la fragata y de su cargamento aplicando la Bula de Cruzada por considerarlo pirata y contrabandista. Fue el único que acertó en el blanco. Pero con la ayuda de Muros, primero y de Sigüenza y Góngora después, recuperó su fragata y su cargamento y logró eludir la verdad de su vida con la publicación de los Infortunios.
Lorente Medina lo describe como un hombre de notable inteligencia, paciente, tenaz y vitalista. En vista de todo lo que hizo es evidente que lo era.
Bibliografía:
Carlos de Sigüenza y Góngora. Infortunios de Alonso Ramírez.
Antonio Lorente Medina. Letras Hispanoamericanas Coloniales
José Miguel Oviedo. Historia de la Literatura Hispanoamericana.
No son historias que me atraigan mucho, pero lo que resulta interesante es que se haya tomado por ficción durante tantos siglos y que haya que haber llegado a 1996 y a 2007 para demostrar que eran hechos históricos. También me resulta fascinante ese maquillaje de la realidad para quedar bien en la biografía contando solo los hechos que favorecen o de manera que favorezcan. me ha encantado leer tus comentarios sobre el libro, pero creo que el libro lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarUn beso.
Yo ni conocía al autor ni el libro hasta que tuve que leerlo para una asignatura que estoy cursando. Es un libro corto y está bien escrito. Imagínate que se consideraba nada menos que el origen de la ficción sudamericana, separando sin más, como si eso fuera posible, la literatura de la España peninsular y la del Nuevo Mundo. Lo mejor de esta novela de "autoficción" es todo es lo que hay detrás. La investigación de los profesores es fantástica, porque ponen al descubierto la verdad del personaje, que era un pirata, y los motivos por los que el virrey dio el visto bueno para que se publicara esta sarta de mentiras (ficción al cabo) que no era otro de que desde Madrid se pusiera más dinero precisamente para la protección frente a los continuos ataques de piratas en el Caribe y en la zona de Filipinas. Alonso Ramírez blanqueaba su pasado y el virrey obtenía lo que pedía. Ahí estaba la prosa de Sigüenza que bordó el encargo.
EliminarPara que luego digan que la literatura no sirve para nada.
Un beso.
Desconocía de la existencia de este libro, entre la historia y la ficción. ¿Estás haciendo algún máster sobre literatura americana o algo así? Me atrae mucho, por el relato en sí y por toda esa historia de "blanqueo", que imagino común en muchas biografías. El problema es desvelar dónde está la trampa. Me viene a la mente "Papillon" de Charriere, otra obra sobre la que se discute su veracidad, aunque el autor jurara que lo que contó era cierto. En fin, que me han entrado ganas de leerla. Investigaré.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este blanqueo es un blanqueo que interesaba a todas las partes. La clave de la obra está en el momento histórico. De no ser por las necesidades del virrey, nunca se habría escrito esta historia. Le interesaba contar que había que defender el imperio de los piratas ingleses. Eso le vino al pelo al tal Alonso Ramírez que se encontró con que uno de los grandes escritores del momento en el virreinato recibió el encargo de poner por escrito su (falsa) historia que pasaría por ser una historia de ficción. Lo mejor de todo es que estos profesores demostraron que todos los personajes de la novela eran reales, incluso reconstruyeron la vida real del protagonista. El libro se lee bien, pero gana mucho sabiendo lo que esconde.
EliminarEs una lectura que tuve que hacer para la asignatura de Literatura hispanoamericana del Grado en Lengua y Literatura de la UNED, que me tiene entretenido ya va para el tercer año. Para el máster todavía me quedan por lo menos otros tantos, pero todo se andará.
Un abrazo Gerardo.