jueves, 18 de junio de 2020

"Bartleby, el escribiente", de Herman Melville



Bartleby, el escribiente es una novela corta, en las antípodas de Moby Dick. Es su contrapunto. La acción frente a la inacción, el héroe contra el antihéroe, la épica con mayúsculas frente a la épica cotidiana. Bartleby es todo un ejemplo de asertividad. Bartleby es un subalterno subversivo. Si en Moby Dick el protagonista se empeña en buscar la mítica ballena hasta el último confín, en Bartleby, el escribiente el empeño del protagonista es llevar la inacción hasta las últimas consecuencias en un rincón de una oficina escondido tras un biombo.
La frase de la novela es «preferiría no hacerlo». Son las contagiosas palabras de Bartleby a cualquier petición de su jefe, que es el narrador que relata la inaudita historia de un empleado. ¿A quién se le ocurriría responder de este modo a su superior si este le solicita educadamente que revise unos papeles? A Bartleby. Sin embargo, a pesar de la sorpresa inicial ante la inesperada respuesta, el jefe no pierde la compostura y en vez de despedirlo, que sería lo habitual, trata de entenderlo y convencerlo con educación e inteligencia para que entre en razón. La rebelión de Bartleby es cotidiana y absurda, y más meritoria en tanto que el dueño del bufete es un buen tipo que finalmente decide dejarlo en la oficina a pesar de que no hace otra cosa que mirar por la ventana ante la protesta del resto de empleados. Es un pulso entre la extraña terquedad de Bartleby y la compasión del jefe. El aparente tono cómico de la novela va adquiriendo tintes trágicos conforme avanza. ¿Qué hay detrás de ese “preferiría no hacerlo” de nuestro protagonista?
Hay mucho Kafka en Melville. 

Nota: La portada requiere una explicación, aunque preferiría no hacerla.

Traducción: Julia Lavid.


                                                Xoel López. Hombre de ninguna parte
                                 


10 comentarios:

  1. ¿Hola! Curiosa la trama... Nunca he leído a Melville pero sí lo conocía. Y curioso ese pulso entre jefe y empleado rebelde. Yo además de preguntarme que hay detrás de ese "preferiría no hacerlo" (jeje creo que voy a probar a ver que pasa si se lo digo a mi jefa, bueno mejor no...) y la razón del porqué ese jefe no le echa y aguanta, igual también hay otra razón. Me dejas intrigada en todos los aspectos también con esa explicación respecto a la portada que prefieres no hacer
    Un beso

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    1. Hola Marian, es un relato cortito (no llega a las 100 páginas) pero muy intenso, de esos que hacen darle mil vueltas. Se lee fantástico porque Melville es un grande, claro.
      Ese "preferiría no hacerlo" es una frase que suele asomar a la mente ante cualquier orden de un jefe. No estaría mal decirla alguna vez y poner en práctica la literatura. Si su reacción no es tan mesurada como del jefe del Bartleby siempre se le puede decir que era literatura en voz alta.
      Un beso.

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  2. Una novela maravillosa. La leí hace un par de años y me pareció sublime. No he leído "Moby Dick" ni ninguna otra novela del autor, pero este Brtleby me fascina. Esa objeción llevada hasta las últimas consecuencias, esa inadaptación al mundo que tanto dice a favor del personaje... es algo que, como dices, recuerda a Kafka. En mi reseña cuento cómo las imágenes de Bartleby del ejemplar que leí me recordaban a Gregor Samsa y, para mi sorpresa, cuando después de escribirla indagué, supe que Kafka era uno de los referentes del autor.
    No sé muy bien si entiendo la imagen de la portada que traes, pero lo que intuyo, me pone los pelos de punta. Puestos a entenderla, creo que preferiría no hacerlo.
    Un beso.

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    1. Yo tampoco he leído nada más de Melville, aunque ahora estoy leyendo un librito suyo titulado "Las encantadas". Con "Moby Dick" no me atrevo y tampoco me atrae.
      Es verdad, el relato tiene un punto kafkiano por lo absurdo y surrealista. Bartleby es un Gregor Samsa que todavía no se ha convertido en insecto.
      Respecto a la portada: si hoy en día le preguntas a alguien qué es un PC, evidentemente te responderá que es un ordenador personal. Dale la vuelta.
      Un abrazo.

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  3. Tenía por casa varios de esos librillos de El Sol, pero han ido desapareciendo. Creo que regalaban un libro cada día o algo así.
    Bartleby es uno de los relatos más extraños y que da lugar a más comeduras de cabeza que he leído nunca. No sabes si es un absurdo, una crítica a la burocracia deshumanizadora o una defensa velada de la desobediencia civil. En fin.
    Por cierto, tengo dos VOX en casa, uno es un viejo diccionario que cogió mi hijo de casa de mis padres. El otro es una amplificador de guitarra, fue una marca mítica que usaron los Beatles, Led Zepellin y Queen, entre otros.
    Un abrazo.

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    1. Yo lo compré el otro día en una librería de viejo fantástica que se llama La Candela. Hace mucho tiempo que iba detrás de él, desde que leí a Vila-Matas y su "Bartleby y compañía".
      Es cierto que tiene miga este librito que parece tan poca cosa. La desobediencia civil tiene una mina en Bartlebycon el "preferiría no hacerlo". Es una frase tan pegadiza y aparentemente tan inofensiva que dan ganas de soltarla a cada momento.
      Yo también conservo el VOX escolar de toda la vida, rojo y negro. Puede que conserve hasta el de Latín.
      Seguro que tu VOX suena de lujo todavía.
      Un abrazo.

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  4. Diría que hay Melville en Kafka. A Bartleby aunque no propone nada, lo veo como alguien que se resiste a hacer las cosas como siempre se han hecho, pero no tiene muy claro como llevar a cabo esos cambios. Eso le provoca dudas. Se revela indeciso. Tampoco se rinde, él sigue y sigue buscando y entra en bucle por la propia incertidumbre sobre que decisión tomar. Pero de alguna manera tiene el poder de hacer o no hacer.
    ¿Cuántos relatos hoy, después de más de ciento cincuenta años, reciben el interés de Bartleby, el escribiente?
    Genial propuesta.
    Un abrazo.

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    1. Escribí que hay mucho Kafka en Melville porque fue lo primero que pensé al terminar Bartleby. Y me recordó al "Artista del hambre" de Kafka. Evidentemente no pudo retrospectivamente influir Kafka en Melville (cuando este murió Kafka tenía ocho añitos) ¿O sí?. Tampoco sé si Kafka leyó a Melville y este relato en el que ya hay un Gregor Samsa en potencia. Al parecer Kafka leía mucho a Robert Walser y no hay ni rastro de Walser en Kafka.
      Tu interpretación es interesante y distinta, con un Bartleby que quiere y no puede. Me gusta la imagen del bucle. La mía es más trágica: ha perdido algo que desconocemos (sabemos poco de su pasado, tan solo que perdió el trabajo) y su vida deja de tener sentido.
      Un abrazo.

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  5. Recuerdo esos libritos que como promoción del periódico sacó el Diario "El Sol" durante su pequeño período de existencia durante el siglo pasado etapa Constitución de 1978. Me gustaba comprar el periódico por estos libritos que lo acompañaron durante unos períodos concretos y no todos los días de la semana. En mi casa guardo algunos de estos libritos; otros, ¡tonto de mí! los tiré al emprender alguna mudanza de domicilio (¡hay que ver lo que se tira, y luego uno se lamenta, en esos momentos!).
    Según leía tu reseña no hacía más que recordar a Vila-Matas que en sus textos ha elevado a categoría el personaje y lo ha convertido en personificación de una manera de ser, de un comportamiento. Luego he visto en la contestación que haces al comentario de Gerardo que tú mismo lo buscabas a raíz de haber leído "Bartleby y compañía". Lo entiendo perfectamente.
    La persona tipo Bartleby abunda y desquicia a quien la sufre.
    Gracias, tocayo, por haberme hecho recordar este buen librito y esa colección magnífica.
    Un abrazo

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    1. Las mudanzas y los libros no suelen casar bien. Yo no conocía esta colección, pero al final del libro aparece la lista de obras y hay algunas joyitas.
      Lo de Vila-Matas como mina literaria es impresionante. Leyendo a Vila-Matas he descubierto a muchísimos clásicos que de otra manera no habría leído. Es tan entusiasta que tres leer su “Dublinesca”, un día, inconsciente de mí, hasta me atreví a con el “Ulises” de Joyce. Me reservo el resultado, pero puedes imaginarlo.
      Un abrazo Juan Carlos.

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