Durante dos días disfruto en vivo y en directo de uno de mis
escritores favoritos: Enrique Vila-Matas.
Este seminario lo organiza el Centro de
Documentación y Estudios de Arte Contemporáneo (CENDEAC), un centro que
intenta (y lo consigue) dar vida al arte en la ciudad de Murcia. Es la primera
vez que asisto a unas conferencias sobre su obra, con la tremenda suerte de que
el propio Vila-Matas es uno de los conferenciantes.
El primer día llego tarde al auditorio (muy vanguardista),
con la presentación de los ponentes ya comenzada. La primera conferencia de la
tarde es de Miguel Ángel Hernández
Navarro y se titula “La parte del
espectador: arte y experiencia estética en la literatura de Enrique Vila-Matas”.
Miguel Ángel Hernández es profesor de Historia del Arte en la Universidad
de Murcia. Además ha publicado con la editorial Anagrama Intento de escapada y El instante
de peligro (Finalista del Premio
Herralde), dos estupendas novelas en las que el mundo del arte está en el centro de la trama.
Comienza la conferencia. Enrique Vila-Matas está sentado en primera fila y escucha
atentamente al conferenciante que habla de la relación entre arte y literatura.
Sostiene que Vila-Matas tiene escrita una obra de arte que a su vez es un
museo. En sus novelas se representa el ideal del artista moderno.
Analiza elementos que relacionan arte y literatura como tema
o procedimientos, elementos que traspasan la obra de Vila-Matas. En sus novelas
hay una atmósfera artística, son textos en los que se respira arte, un arte que
a su vez impregna el proceso de escritura. Cita al crítico Pozuelo Yvancos quien se refiere a la “novela haciéndose”, en el
sentido de que el proceso de escritura es la propia novela. Señala Miguel Ángel
Hernández que el arte de vanguardia que aparece en la obra de Vila-Matas es
inseparable de su forma. Los temas que aborda son los mismos que los de los
artistas, por eso es una obra muy importante para los artistas. “Vila-Matas es
un escritor de escritores, pero también es un escritor de artistas”.
Continúa diciendo que la literatura de Vila-Matas produce
conocimiento sobre la obra de arte, porque la activa y la pone en movimiento. Es
ahí donde esa obra actúa como museo. Es más, en las novelas del escritor catalán
el arte sale del museo y se convierte en vida. Esta es la clave, pues es lo que
hace que la obra de arte acabe funcionando. Esta es la principal diferencia
entre el arte en las novelas de Vila-Matas y el arte en los críticos e historiadores de
arte. Lo dice Miguel Ángel Hernández, que es uno de ellos (crítico e historiador del arte), aunque también intenta traspasar esa frontera a través de la literatura para colocarse al otro lado, al lado de Vila-Matas, quien se acerca al arte no como un experto, sino como un espectador que nos ofrece una
mirada inesperada.
Habla de la novela-ensayo Kassel no invita a la lógica, dice que es una performance en la que el propio Enrique Vila- Matas, escribiendo en
el restaurante chino, se convierte en una obra más de La documenta. El escritor lleva la exposición al libro convirtiéndolo
en un museo. Vila-Matas experimentó Kassel mejor que nadie, tanto es así que la
comisaria de la exposición dijo después de la publicación de Kassel no invita a la lógica que era la
mejor reseña que se había escrito sobre la exposición, ya que esta obra llegaba a
donde las reseñas de los críticos no lo hacían.
Continúa diciendo que esto ocurre con toda su obra. Porque Vila-Matas es un espectador, un
apasionado, un entusiasta del arte, de la vanguardia, una fascinación que
supera a la de los propios artísticas o críticos. En este sentido, Enrique
Vila-Matas da a la obra de arte una pasión y un aliento que la hace funcionar.
En Kassel no invita a la lógica, el
arte tiene sentido, funciona, se mueve. Los personajes salen transformados por
el arte, modificando su conducta en el mundo real. Esto se contrapone a la
crítica literaria y a la historia del arte ya que aquí se pierde relación con la
experiencia que la obra de arte supone para el espectador. La obra está muerta.
El historiador del arte, como crítico, la sube a la mesa de la autopsia y la
analiza, pero no la deja funcionar. Enrique Vila- Matas por el contrario, la
activa, activa el arte en su terreno y lo vivifica. Por eso, sus novelas se
convierten en museos que reconectan el arte con la vida, al tiempo que sacan
las obras de arte del propio museo en el que se encuentran.
Apunta Miguel Ángel Hernández que la obra de Vila-Matas
sirve a los historiadores del arte para ver el arte de otro modo, para verlo en
un movimiento continuo. Convierte la escritura en un laboratorio de pruebas
para el arte y para la propia escritura, de modo que “el arte parece funcionar
como si realmente funcionase alguna vez en la vida”. Vila-Matas se toma el arte
más en serio que los propios artistas, ya que los personajes de sus novelas sí
que se lo toman en serio. El conferenciante va más allá al afirmar que la obra
de Vila Matas va por delante de los artistas, porque en ella muestra su
funcionamiento, porque muestra el camino.
Vila-Matas rompe las fronteras entre el arte y la vida, los
límites entre realidad y ficción. Arte, literatura y vida es al final el mismo
escenario. Ese es el objetivo de la vanguardia, y cita de nuevo a Pozuelo
Yvancos, quien habla de que la obra de Vila-Matas es vanguardista en este
sentido, en el de romper fronteras. Continúa Miguel Ángel Hernández comentando
que “la obra de Vila-Matas es una obra desquiciada”, en el mejor sentido de la
palabra, ya que escribe desde lo inesperado, desde donde nadie mira, sacando a
los personajes y a la trama de sus rutinas, de sus quicios. Sólo así funciona
como museo, un museo de palabras, sin imágenes. Lo importante en Vila-Matas es
el relato, contar lo que ha visto, una vida maravillosa. En su obra está la
pulsión por contar ese mundo que está en otro lugar.
Termina Miguel Ángel Hernández con estas palabras: “La obra
de Enrique Vila-Matas es una obra de arte, donde el arte moviliza al arte, lo
devuelve a la vida. Vida, vanguardia, locura de lo inesperado”.
Aplausos. Apenas me da tiempo a asimilar las interesantes apreciaciones
de Miguel Ángel Hernández cuando comienza la segunda de las conferencias. La
imparte Fernando Castro Flórez y se
titula “A Murcia se va por ir. (Cosas que
aprendí de Chet Baker gracias a Vila-Matas)". De repente comienza un
torbellino de erudición sobre la vida y la obra de Vila-Matas que me impide
tomar notas. Es imposible hacerlo. De modo que me centro en las palabras de
Castro Flórez (y en las imágenes que proyecta) que analiza de la obra de
Vila-Matas no sólo desde el arte, sino (sobre todo), desde la literatura y la
vida del propio escritor como elementos indisolubles. Pero de esta
conferencia hablaré (escribiré) en una próxima entrada, si es que consigo darle
forma a esas dos horas de impresionante inmersión
vilamatiana.
Muy interesante. Espero las siguientes entradas. Saludos.
ResponderEliminarFueron unas jornadas estupendas. Dos apasionados (y eruditos) de Vila-Matas hablando de su obra delante del propio Vila-Matas. Y con el escritor en plena forma. Disfruté mucho. En este somero resumen apenas si me acerco a lo que allí se comentó.
EliminarUn abrazo