martes, 21 de marzo de 2017

Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique


Hace 540 años que Jorge Manrique escribió estas coplas dedicadas a su padre Rodrigo. Lope de Vega dijo de ellas que merecían estar escritas en letras de oro. 
Y yo no me canso de leerlas.
Paco Ibáñez seleccionó ocho de las cuarenta que componen el poema. 
Estas ocho son las que aquí dejo en el Día de la Poesía.





"Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiere tiempo passado
fue mejor.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
qu'es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.

Este mundo es el camino
para el otro, qu'es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
e llegamos
al tiempo que fenescemos;
assí que cuando morimos,
descansamos.

Los plazeres e dulçores
desta vida trabajada
que tenemos,
non son sino corredores,
e la muerte, la çelada
en que caemos.
Non mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta
no hay lugar.

Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya passadas
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
assí, que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
e perlados,
assí los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.

Después de puesta la vida
tantas vezes por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta,

diziendo: "Buen caballero,
dexad el mundo engañoso
e su halago;
vuestro corazón d'azero
muestre su esfuerço famoso
en este trago;
e pues de vida e salud
fezistes tan poca cuenta
por la fama;
esfuércese la virtud
para sofrir esta afruenta
que vos llama."


Assí, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien gela dio
el cual la ponga en el cielo
en su gloria.
Y aunque la vida perdió,
dexónos harto consuelo
su memoria".




«Esta obra maestra, cuyo éxito ha salvado los infinitos cambios de gusto de tantos siglos, cuyos versos adornan la memoria de todos los hispano-hablantes cultos, no persigue invención extraordinaria alguna, sino sólo distinción constante en la sencillez. Medita lo que está en la mente de todos, y lo dice con palabras que están en los labios de todos, pero lo piensa y lo dice mejor que todos». (Menéndez Pidal). 


2 comentarios:

  1. Juan Carlos:
    No puede haber mejor reivindicación de la Poesía que este clásico que yo tampoco me canso nunca de leer. En especial la última copla de las 40 me parece de una tremenda actualidad: "Y aunque la vida perdió, / dexonos harto consuelo / su memoria." Sólo repensarla me emociono.
    Un fuerte abrazo

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    1. Es impresionante que un poema como éste, escrito hace más de cinco siglos, siga tan vigente como cuando lo escribió Jorge Manrique, y continúe emocionando a los lectores, generación tras generación. Una obra maestra.
      Un abrazo

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