martes, 8 de enero de 2019

Un hombre en la oscuridad, de Paul Auster




Leo la estupenda entrada que hace un mes publicó Ana en su blog Cuéntame algo… mejor escríbemelo sobre Un hombre en la oscuridad de Paul Auster. Es un libro que leí hace tiempo y me dejó buenas sensaciones, pero no recuerdo bien el argumento. Busco en mis cuadernos porque sé que tomé algunas notas. Finalmente aparecen. Me sorprende la fecha. Enero de 2009. Hace justamente diez años, poco después de que saliera publicada. Pensaba que no hacía tanto tiempo. Es algo que me ocurre con muchas novelas. Me cuesta situarlas cronológicamente, están descontextualizadas de mi tiempo.

«Estoy solo en la oscuridad, dándole vueltas al mundo en la cabeza mientras paso otra noche de insomnio, otra noche en blanco en la gran desolación americana. Arriba, mi hija y mi nieta están cada una en s habitación, también solas: mi hija única, Miriam, de cuarenta y siete años, que se acuesta sola desde hace cinco, y Katya, de veintitrés, hija única de Miriam, que antes dormía con un joven llamado Titus Small, pero ahora Titus ha muerto, y mi nieta duerme sola con el corazón destrozado»

El escritor neoyorkino es perfectamente reconocible, lo cual que se agradece. 
El protagonista de la novela es un escritor de setenta y dos años que acaba de salir del hospital. Vive con su hija y su nieta. Ambas han perdido a sus respectivas parejas hace relativamente poco tiempo, por lo que una inmensa tristeza embarga los días de la casa en la que viven. Para distraerse, el protagonista, cuyo nombre inicialmente desconocemos (es el hombre en la oscuridad), inventa historias que no escribe. Las imagina, y el lector sabe lo que se cuece en su cabeza. Su última invención la sitúa en Estados Unidos tras las últimas elecciones presidenciales, en las que George W. Bush Junior es reelegido presidente. El Estado de Nueva York no acepta unos resultados que considera fraudulentos por lo que se declara Estado independiente, camino que siguen otros Estados. El Gobierno Federal de Bush no acepta la secesión por lo que comienza una guerra civil que ya dura tres años. Las Torres Gemelas no han sido derribadas. Afganistán e Irak no han sido invadidos. La Historia cambia en la mente del protagonista. En este contexto, de repente, un tipo llamado Owen Brick aparece en el fondo de un foso. El nombre nos remite sospechosamente al protagonista ficticio de La noche del oráculo, llamado Nick Bowen, cuyos días acabarán también bajo tierra en el bunker de las guías telefónicas. Paul Auster reciclando historias y personajes.
Owen Brick aparece desconcertado pues la noche anterior había dormido tranquilamente en casa junto a su esposa Flora. Su mundo ha cambiado.
Sale del hoyo y le encomiendan una misión. Debe acabar con la guerra, y para hacerlo tiene que asesinar a quien en esos momentos está imaginando tal guerra, es decir, debe acabar con la vida del hombre de la oscuridad, August Brill, el escritor que no escribe, que ha sufrido un accidente y que vive con su hija y su nieta. Para eso, debe regresar a su mundo, al mundo en el que la Torres Gemelas han sido derribadas y Afganistán e Irak invadidos.

Paul Auster juega con la idea de Giordano Bruno de que si Dios en infinito, y sus poderes infinitos, entonces debe de haber un número infinito de mundos.
«No hay una sola realidad, cabo. [le dice un militar a Owen] Existen múltiples realidades. No hay un único mundo. Sino muchos mundos, y todos discurren en paralelo, mundos y antimundos, mundos y sombras de mundos, y cada uno de ellos lo sueña, lo imagina y lo escribe alguien en otro mundo. Cada mundo es la creación mental de un individuo» (p.83)

El narrador y protagonista, August Brill, además de imaginar esa Historia alternativa de los Estados Unidos, se dedica a ver películas junto a su nieta y a comentarlas. De entre ellas destacan El ladrón de bicicletas, Cuentos de Tokio, La gran ilusión o El mundo de Apu.
De manera que Paul Auster despliega dos niveles narrativos, uno ficticio y otro real, que se tocan en el personaje de August Brill, el insomne inventor de historias. Por un lado la realidad paralela inventada por Brill, narrada en tercera persona, a la que ha ido a parar Owen Brick.
Por otro, la historia de la vida familiar en primera persona. La suya con su esposa Sonia, la de su hija Miriam, y la de Katya y su novio, Titus Small, un joven escritor en ciernes que decide enrolarse en el ejército para ir a la Guerra de Irak, «para experimentar algo que no tiene nada que ver conmigo. Para estar en este podrido mundo y descubrir lo que se siente formando parte de la historia» (p.199)

La novela atrapa desde el principio. La idea de los mundos paralelos es buena. Me recuerda a Niebla de Unamuno. Auster mantiene la tensión hasta aproximadamente la mitad de la novela. Después se va desinflando porque uno de los dos mundos entra en vía muerta. Esperaba otro desenlace con la historia de Owen Brick. Uno más austeriano, más atrevido, más del estilo de la Trilogía de Nueva York.
A pesar de todo me gusta comenzar el año con Paul Auster.  



Traducción de Benito Gómez Ibáñez




                                                               Björk. I've seen it all




10 comentarios:

  1. Suelo ubicar muchas de mis lecturas con un momento personal concreto, así que me pasa al revés. Todo esto porque tampoco leo una barbaridad, claro. Por ejemplo, leí "El palacio de la Luna" cuando preparaba el asalto final a mis oposiciones de Secundaria. Acabé el libro en el trayecto en tren. O "Ella, maldita alma" de Manuel Rivas, que leía cuando operaron a la que es mi mujer, hace veinte años. Este de Paul Auster no lo tenía controlado, pinta bastante bien. Y la fotografía del cuaderno, me encanta lo de incluir un dibujo de la portada, se nota que eres aplicado en lo que haces.
    Un abrazo.

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    1. Pues yo he leído dos veces “El palacio de la luna” y no recuerdo el momento, tan sólo que lo pasé en grande, sobre todo la segunda. Debes tener un recuerdo fantástico de la novela por lo que significó aquel momento.
      Yo tengo más anclajes relacionados con la música que con las lecturas. Y tengo uno parecido al tuyo. También asalté las oposiciones de secundaria y me enteré del resultado mientras escuchaba “Sunday bloody sunday”. Fue tremendo. Sin embargo, no recuerdo qué leía por aquellas fechas aunque estoy seguro de que alguna novela tenía entre manos. Tal vez por eso comencé a tomar notas.
      Lo de aplicado será broma claro porque el dibujo no puede ser más penoso. Pero ahí queda. Jejeje.
      Un abrazo.

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    2. Muy bueno lo de U2, yo escuchaba "A perfect day" de Lou Reed y vaya si lo fue, jaja.

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    3. Menudo pleno hiciste. Para enmarcar.

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  2. A principio de 2009 la leí yo también y gracias a esta reseña he recordado cosas de la novela que tenía casi olvidada. Han sido muchas lecturas desde entonces y muchas de Paul Auster.
    He recordado lo mucho que me gustó cuando la leí. Y ahora me han dado ganas de releerla.
    Un beso.

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    1. Yo no he hecho relectura pero creo que si la hiciera la novela ganaría, porque no la tengo entre las inolvidables de Auster y seguramente le sacaría más partido que entonces. Aunque esto queda dentro de lo improbable, al menos este año.
      Un abrazo.

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  3. Esta fase del blog creo que me va a gustar mucho también ;) Gracias. Precisamente yo comencé con el blog porque olvido casi todo lo que leo, la estrategia está dando resultado, aunque quizás no a largo plazo, pero si que disfruto mucho más las lecturas por la oportunidad de compartirlas, como es este caso (en algunos temas estoy volviendo al papel, puede que me copie de ese cuaderno tuyo). Yo también me quedé un poco sorprendida con ese final intermedio tan abrupto, lo comentamos en el club de lectura ¿y no es así como suceden a veces las cosas? Inesperadamente y de forma anodina. Claro que también gusta que la ficción mejore la realidad.
    Otra de las cosas que comentamos es la calidad de las películas que ven abuelo y nieta: una buena excusa para volver a verlas y algunas creo que será la primera vez, eso sí, tendré que buscarlas en el texto, ya no me acuerdo de las que son :) No se me ocurrió en su momento tomar notas sobre ellas. Un abrazo grande.

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    1. Lo de comentar películas en sus novelas es muy de Auster. En "Un hombre en la oscuridad" tomé nota de cuatro para verlas, pero pasado el tiempo me doy cuenta de que tan solo he visto dos: "El ladrón de bicicletas" (¡Obra maestra!) y "Cuentos de Tokio". Esta última la vi hace poco (no porque recordara que aparecía en la novela, sino por que la pusieron en La 2) y me gustó mucho. Las otras dos no las he visto pero lo haré ahora que las he recuperado.
      Comencé con las notas para alargar la vida del libro y disfrutarlo un poco más una vez terminado. Estoy contigo en que lo mejor de un blog es compartir las lecturas. Sigo tomando notas en el cuaderno pero ahora su finalidad es utilizarlas para el blog (algunas nunca salen del papel, aunque las de "Un hombre en la oscuridad" han salido en parte gracias a ti). Creo que una novela se enriquece al compartirla y comentarla, incluso puede cambiar la percepción inicial que teníamos tras su lectura.
      Un beso.

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    2. Empezaré con Cuentos de Tokio que está en efilm. Y sigue rellenando cuadernos que si pasan al blog, mejor aún. Besos.

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    3. Genial. Es una obra maestra. En 2013 se estrenó una versión contemporánea que es un homenaje al clásico titulada “Una familia de Tokio”. También merece la pena. Está bien comprarlas. La 2 lo hizo poniéndolas en días consecutivos.
      Espero que te guste.
      Besos.

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