Continúo anclado en el futuro con Rosa Montero y la segunda entrega de las aventuras de Bruna Husky titulada El peso del corazón. En el mundo de Rosa Montero se puede encontrar uno con Henning Mankell y Ursula K. Le Guin tomando una cerveza en la barra del bar de Oli. Cerca de ellos, ajena a la conversación, está uno de los personajes más memorables del siglo veintidós. Se llama Bruna Husky y es detective, una tecnohumana, una rep de combate fuerte, rápidísima, bella, inteligente, sensible. Le quedan tres años, diez meses y catorce días de vida. El Tumor Total Tecno acaba con la vida de los replicantes al cumplir diez años desde su activación. Esa es la angustia de Bruna. Continuamente cuenta los días que le quedan para morir, lo que la hace ser más consciente de la vida, de la belleza, de lo maravilloso que supone estar vivo.
La unificación de los Estados Unidos de la Tierra llegó tras el primer encuentro con seres extraterrestres procedentes del planeta Gnío en 2090 y el surgimiento de dos mundos flotantes en la estratosfera terrestre: Cosmos en 2087 y Labari en 2088, sendos estados totalitarios, el primero comunista, el segundo fundamentalista religioso. Los EUT son un sistema democrático capitalista, donde la miseria también campa a sus anchas, sobre todo en las Zonas Cero, los lugares más contaminados del planeta, los vertederos del mundo. En las Zonas Verdes los residentes pagan un impuesto por respirar aire limpio. Las Zonas Cero están separadas del resto por una valla que es asaltada habitualmente por quienes tratan de huir de la miseria y la muerte.
Bruna Husky vive en Madrid, una ciudad que lo único que conserva del pasado es el nombre de sus calles y de sus parques. El Retiro es un parque pulmón, un lugar protegido lleno de árboles artificiales, con grandes plumas que imitan a las las ramas haciendo su labor de limpiar el aire. La energía nuclear está prohibida en el planeta desde 2059 tras dos catástrofes nucleares. La Tierra lleva medio siglo sin radiactividad. Rosa Montero teje la urdimbre de El peso del corazón en torno a la energía nuclear, una novela que deja entrever una crítica a la utilización de esta energía por los tremendos daños humanos y medioambientales que provoca, en la línea de Fractura de Andrés Neuman.
«Un diamante robado, una viuda falsa, una esposa muerta, un accidente fingido, dos cadáveres reales, un brazo amputado, un informe de alerta sanitaria escamoteado y radiactividad por todas partes, Intentó pensar en el enigma, atar entre los múltiples cabos de las misma manera en que colocada entre sus gigantescos puzles procuraba adivinar el dibujo fragmentado y disperso» (p. 100). En este fragmento se encuentran los ingredientes de la trama. La investigación lleva a Bruna hasta la tierra flotante de Labari, un reino fundamentalista religioso construido con la tecnología más avanzada para convertirse, paradójicamente, en una copia perfeccionada de un reino medieval, con su monarca absoluto, su sistema de castas, su falta de libertades, su credo único o su sistema ultrapatriarcal que invisibiliza y esclaviza a las mujeres.
Rosa Montero construye una historia con un ritmo trepidante que, como toda novela negra que se precie, se acelera en los capítulos finales. Los personajes que acompañan a Bruna son maravillosos y son los que la hacen evolucionar. Junto a la nariguda mascota Bartolo, el viejo archivero Yiannis, su enamorado policía Lizard, y su memorista Pablo Nopal, aparecen otros nuevos que van humanizando más a Bruna: la niña rusa a la que rescata y adopta en la Zona Cero; Clara, una hermana hecha a su imagen y semejanza; Daniel, el sobón, con quien tendrá una aventura extrasensorial. Vemos cómo la solitaria y angustiada Bruna se ve rodeada de más sintientes (humanos, reps y alienígenas) que la quieren. Porque Bruna es un personaje al que se quiere. A mí ya me tiene entre sus tecnohumanos brazos. Tanto que ya he comenzado a leer la tercera de la serie, titulada Los tiempos del odio. La pena es que será la última, si la gran Rosa Montero no le pone remedio.
Gracias a Rosa Montero por su amabilidad. Tan maravillosa como su Bruna Husky.