jueves, 6 de julio de 2017

Ritos de muerte, de Alicia Giménez Bartlett


                                     


Holmes y Watson, Carvalho y Biscuter, Bevilacqua y Chamorro, Petra Delicado y Fermín Garzón. De estas cuatro ilustres parejas, de estos ocho personajes literarios, tan solo hay dos mujeres. Una es subalterna, Virginia Chamorro. La otra tiene mando. Se trata de Petra Delicado, el personaje creado por Alicia Giménez Bartlett hace ya veintiún años. Parece mentira que, pasado este tiempo, uno lea esta novela que narra las dificultades de una mujer para trabajar un puesto tradicionalmente de hombres y tenga la sensación de que las cosas no han cambiado tanto.

"Algún tiempo después de mi segunda separación me empeñé en encontrar una casita con jardín en la ciudad. Un objetivo difícil, pero lo logré. Era algo más que un capricho, quise pensar. Demasiados años de apartamentos con muebles funcionales y gran congelador. Se me presentaba la oportunidad de vivir sola en un lugar tranquilo, lo cual debía ser considerado como otra ocasión de cambiar".

Así comienza Ritos de muerte, de Alicia Giménez Bartlett, la primera de las diez novelas de la serie protagonizada por la inspectora Petra Delicado.

Petra Delicado es un personaje que intenta conquistar su libertad. Su nombre lleva elementos de su carácter. Es fuerte como una piedra pero también delicada "como una flor". Ha estado casada dos veces. Su primer marido, Hugo es un tipo machista que no entiende que su mujer lo haya dejado a él, un abogado de prestigio que lo tiene todo, por el estúpido capricho de convertirse en inspectora de la policía. "Hugo me miró con conmiseración. Allá me las compusiera. Había cambiado la solidez de un hogar verdadero por la compañía de oscuros polizontes con camisa de rayas marcadas y panzón. Había tenido el coraje de romper una pareja de brillantes abogados envidiables para venir a hozar  en un bar de mala muerte como La jarra de oro. Allá yo con mi conciencia" (p. 25) "Yo me fui, en los anales del mundo civilizado la mujer nunca se va" (p.45).
Su segundo matrimonio fue con un joven llamado Pepe de quien también se separó tras comprender que estaba ejerciendo de madre sin hijos.

De modo que Petra Delicado deja de ejercer de esposa y de madre para llevar una vida tranquila e independiente en una nueva casa del Poblenou barcelonés. Es una mujer culta a quien le gustan los pequeños placeres de la vida. Su trabajo en la policía es de oficina. Nada de bregar con la calle.
" —Le presento a Petra Delicado, nuestra joya intelectual. Desde que ella entró en documentación todo está perfectamente fechado y organizado. Ha hecho gestiones y ahora recibíos revistas extranjeras y libros editados por l ONU, la UNESCO, la INTERPOL y el FBI.
—Mmmm…—musitó Garzón" (p.13).


Esta presentación del comisario deja patente cual ha sido su papel como inspectora. Hasta ahora. Todos los inspectores están ocupados en otros asuntos cuando le dan su primer caso, el de la violación de una chica a la que el violador ha marcado la piel. Para llevar a cabo la investigación le asignan al subinspector Fermín Garzón, personaje en las antípodas de Petra Delicado, hombre recto de obediencia castrense, curtido en mil batallas pero que nunca ha estado bajo el mando de una mujer. El personaje no tiene desperdicio. "Yo a la mujer la tengo considerada en lo más alto, literalmente la subo a un pedestal. Creo que es un ser maravilloso, lleno de espiritualidad, bello y perfecto como una flor". A Petra Delicado no le quedará más remedio que cambiar la visión que su compañero tiene de las mujeres. Al fin y al cabo es su jefa y no está dispuesta a ejercer de florero. Fermín Garzón se llevará una sorpresa mayúscula que romperá todos sus esquemas.



                                       


La novela va creciendo por estos dos caminos, el de la investigación del caso, y el del afianzamiento en la policía de la inspectora Petra Delicado al lado de Fermín Garzón. La resolución del caso supondrá un triunfo para la causa feminista pues demostrará que una mujer puede estar ahí, en ese mundo tradicionalmente patriarcal y machista.

El caso está perfectamente enmarcado en esta primera novela de la serie. Una mujer abriéndose paso en un mundo de hombres ha de resolver un caso en el que un hombre viola y marca a sus víctimas como si de cabezas de ganado de su propiedad se trataran. La inspectora y el subinspector se ponen manos a la obra pero nada es fácil. Apenas hay pistas. El caso está estancado y el violador vuelve a actuar. Por otro lado, el caso salta a los medios de comunicación donde una periodista critica el trabajo y la profesionalidad de la inspectora. Incluso llega a insinuar una mujer no debería llevar este caso  por la implicación emocional que se deriva del mismo. Mujeres poniendo trabas a mujeres.

Ritos de muerte es una novela que contiene intriga y reivindicación. Con unos personajes muy bien trazados, sobre todo la pareja formada por Petra Delicado y Fermín Garzón. Ahí está el mérito de la novela, de Giménez Bartlett, en darle la vuelta, en colocar a una mujer al frente, en romper esquemas.



                                            








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