jueves, 17 de noviembre de 2016

Arturo Pérez-Reverte: 30 años de literatura. 20 años del Capitán Alatriste




Hace un par de semanas estuve en unas jornadas sobre la vida y la obra del escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte en la que se conmemoraron los treinta años de la publicación de su primera novela El húsar y los veinte del inicio de la saga de Las aventuras del Capitán Alatriste
Este es el sucinto resumen de lo que allí se contó.



 Miércoles, 2 de noviembre.

Me planto en el salón de conferencias media hora antes de que se abran las puertas y me encuentro con una enorme cola de cien metros. Pasan a mi lado dos jóvenes, que se paran y me preguntan qué pasa ahí. Les digo que hay  una conferencia sobre un escritor llamado Arturo Pérez-Reverte. Miran la cola extrañados y se van con cara de estar perdiéndose algo, y es que es poco habitual que la literatura congregue a tanta gente. Una vez dentro tomo asiento,  levanto la mirada y me sorprende ver un público tan heterogéneo en la sala. Poco tiempo después, entra el protagonista entre aplausos, como si de una estrella de rock se tratara.
Comienza la conferencia el profesor Santos Sanz Villanueva, para quien la primera novela de Pérez- Reverte, publicada en 1986 y titulada “El Húsar”, es la base de toda su literatura, pues en ella se dan ya todos los elementos que va a desarrollar en las novelas posteriores.
Contextualiza la publicación de “El Húsar” en el panorama literario español y menciona que por esa época, 1986,  editores y críticos buscaban la novela “ensimismada”, la novela sobre la construcción de la novela, novelas tediosas y lentas que según Alberti “estaban protagonizadas por un personaje que tardaba veinte páginas en subir una escalera”. El representante máximo de este tipo de literatura era Juan Benet. Esta literatura culta, de pocos lectores,  era la literatura con mayúsculas, y todo lo demás, es decir, la literatura popular, se quedaba a las puertas de la literatura. Es justamente en esta orilla en la que quiere situarse Arturo Pérez Reverte al escribir “El Húsar”, que como él mismo dice “quiere ser un escritor de lectores”.  Cerca de este espacio es en el que se sitúan obras aparecidas en ese mismo año, como “Beatus Ille” de Antonio Muñoz Molina o “La ciudad de los prodigios” de Eduardo Mendoza, ya que todas ellas recuperan la narratividad y la memoria histórica. Y lectores tuvo, pero a los críticos y académicos los tuvo siempre enfrente hasta que, a finales de los años noventa, empezó a ser aceptado por éstos.
Sanz Villanueva  comenta que Pérez-Reverte monta las novelas como hacían los antiguos carpinteros con sus muebles, dejando todo en su sitio.  Además señala que éste, en sus novelas, utiliza oficios pintorescos, como maestros de esgrima, bibliófilos,  ajedrecistas, narcotraficantes o grafiteros, todos ellos muy  bien documentados para conseguir en la novela veracidad narrativa.
En las novelas de Arturo Pérez-Reverte hay acción, aventura y sobre todo personajes, con mucho peso, todos personajes memorables.
Por último, señala que en sus novelas todo está puesto al servicio de la construcción de un sistema de valores. En las primeras era un nostálgico de un tiempo pasado que se confronta con la actualidad y, en general, tiene una visión pesimista de la vida humana en la que se cumple la premisa del homo homini lupus. Esa es su concepción, pero no es moralista, sino que en sus obras, el ser humano es objeto de contemplación. Nos los condena, tampoco los salva. Hay una distancia para no moralizar esa visión de la vida. También dice que en algunas de sus novelas como “Hombres buenos”, “Cabo Trafalgar” o  “Dos de mayo”, aparece una visión regeneracionista de la vida española. En este sentido se sitúa en la corriente de la Generación del 98.
Termina la conferencia y se sientan en la mesa redonda Arturo Pérez-Reverte, José Manuel Abiada,  Alexis Grohmann y José María Pozuelo que es el moderador.
Dice Grohmann que, junto a Javier Marías, es uno de los escritores españoles com mayor éxito internacional. Son polos opuestos que no se excluyen ya que representan los dos tipos de literatura antes mencionados. El primero quería escribir las novelas que había leído en su juventud. El segundo las quería vivir. De modo que Pérez Reverte llegó a la literatura ya con cierta madurez.
José Manuel Abiada habla de la universalidad de la recepción de la literatura de Pérez Reverte ya que ésta corrige la percepción de la Historia de España en Europa y en Estado Unidos, lugares en los que ha tenido un enorme éxito.
Interviene Pérez Reverte volviendo al tema de la conferencia de Sanz Villanueva y comenta que cuando decidió dejar el periodismo para escribir novelas, todo el mundo le decía que Juan Benet era el modelo a seguir, pero él prefería seguir a Alejandro Dumas. Dice que cuando comenzó no respetaba a ningún escritor español vivo, salvo excepciones como Juan Eslava Galán (quien está entre el público) o Juan Marsé.  Le gustaba otra literatura, la que le había hecho feliz, desde Homero hasta Dumas, y que escribe los libros que le gustaría leer.
Termina diciendo: “No quiero que el lector se pare en un párrafo, quiero que corra conmigo”.
Fin de la mesa redonda.





Jueves, 3 de noviembre. 

Hoy la conferencia y la posterior mesa redonda versan sobre las aventuras del Capitán Alatriste ya que se cumplen veinte años de la publicación de la primera de las novelas de la saga.
Estando allí sentado, me viene a la memoria el momento de su presentación. Corría el año 1996 y por aquellos días, estaba yo enfrascado en la lectura de otra de las grandes publicaciones de ese año que era nada menos que “Olvidado Rey Gudú” de Ana María Matute. La casualidad quiso que Arturo Pérez- Reverte y Ana María Matute coincidieran el mismo día en distintos lugares de la ciudad para presentar sus respectivas novelas. Me apetecía conocer a Pérez-Reverte, del que acababa de leer “Territorio Comanche”, quería conocer a ese valiente e irreverente corresponsal de guerra ahora reconvertido en escritor de éxito. Pero tras darle varias vueltas al asunto decidí que lo mejor sería ir a la de Ana María Matute. Y no me arrepentí, porque pude ver y escuchar a una de las mejores escritoras que ha dado este país. Recuerdo que nada más empezar, el presentador mencionó la coincidencia, y comparó el genio literario de Ana María Matute con el oportunismo comercial de Arturo Pérez-Reverte. Lo mejor fue escuchar la voz frágil, sabia, casi mágica de Ana María Matute.
Pero a lo que vamos.
Veinte años después y con la saga de las aventuras del Capitán Alatriste en la mochila lectora, voy por primera vez (segunda, contando con el día de ayer) a una conferencia sobre Arturo Pérez Reverte con él mismo como  protagonista invitado. Además de los profesores Alberto Montaner Frutos, José Belmonte Serrano y José Luis Martín Nogales, está en a la mesa redonda, como escudero de honor, el genial Juan Eslava Galán.
Comienza  la conferencia Alberto Montaner Frutos y lo hace por el principio: “No era el hombre más honrado, ni el más piadoso, pero era un hombre valiente”. En estas primeras palabras de la saga está todo el carácter del Capitán Alatriste.
Señala Montaner que el libro cayó como un meteorito en las letras españolas. Era una rareza, porque publicar una novela de espadachines en el año 1996 estaba fuera de lugar. Pero esa rareza rápidamente se convirtió en un éxito de ventas y en un fenómeno social que hizo que la crítica tratara con más  benevolencia al escritor cartagenero.
Dice que Alatriste es un héroe revertiano, un héroe cansado, frente al héroe idealista, de la estirpe de Ulises y no de la de Aquiles. Es un héroe sin brillo en la mirada, pero de los que nunca se rinden. Es el peón de una partida de ajedrez que resiste en su propia casilla hasta el final. Pérez Reverte ha dicho alguna vez que “la única manera en que una persona puede estar en el mundo es pensar como un griego, luchar como un troyano y morir como un romano”. Así es Diego Alatriste, para quien la única causa para combatir es la propia dignidad.
Comenta Montaner que cuando se publicó la novela, los lectores de Pérez Reverte se dividieron entre los seguidores de esta y sus detractores (yo me quedé en el primer grupo).
Con Alatriste, continúa el profesor,  se acerca a la intrahistoria unamuniana, a la filosofía de la historia que se recoge en Guerra y Paz de Tolstoi. La historia como una fuerza de la naturaleza. En Alatriste hay una reflexión sobre los males de España y sobre la propia condición humana. Nos llega a la fibra y nos hace pensar sin querer hacernos pensar. Hay materia de reflexión. Y también una toma de postura sobre la actitud vital enmarcada en el estoicismo: “Muerto quizás, pero jamás vencido”.
Fin de la ponencia.
Comienza la mesa redonda con Arturo Pérez-Reverte, Juan Eslava Galán y José Luis Martín.
La modera José Belmonte que pregunta a Pérez Reverte sobre el origen de la saga. Éste comenta que tuvo un afán didáctico para su hija Carlota al ver que El Siglo de Oro había desaparecido de los planes de estudio tras la aplicación de la LOGSE. Por eso implicó a su hija en la investigación y en la creación de la novela.
Interviene Eslava Galán diciendo que vivía en Inglaterra y cuando se conmemoró la victoria sobre la “Armada Invencible”, unos cuantos eruditos de Oxford publicaron una serie de artículos en los que apuntaban que la derrota de la armada española había sido cuestión de mala suerte, ya que tan solo un galeón había caído fruto de las balas británicas. Entonces, en muchos periódicos británicos hubo quejas hacia estos estudiosos de Oxford diciendo que “no pagaban la universidad para que se dijera la verdad”. “En España nos avergonzamos de nuestra Historia, dice Juan Eslava Galán, y Alatriste quería cambiar esto, quería que los jóvenes no se avergonzaran de su Historia”.
Interviene José Luis Martín (Pérez Reverte le dice entre risas que se parece mucho a a Alatriste físicamente, y es cierto) apuntando que el mérito de la saga es haber llegado a los alumnos de ESO y Bachillerato porque ha devuelto a los lectores el interés por el pasado.
Comenta Pérez-Reverte que la historia es fundamental, que lo nuevo no es más que lo olvidado, que la historia nos da soluciones y mecanismos de comprensión para la vida.
Le pregunta Juan Eslava Galán sobre la importancia de los libros en su obra y éste responde que todo libro lleva a otros libros, que entre los 8 y los 14 años leyó la biblioteca de su abuelo y entendió que rodearse de libros era algo normal, que ir a comprar un libro era como ir a comprar el pan. El libro como compañía natural es fundamental. El veía la realidad a través de los libros, y esto le sirvió de gran ayuda cuando fue corresponsal en varios conflictos ya que eran sus gafas para mirar la guerra. “Mis novelas son mi memoria filtrada por los libros que he leído”.
Fin de la conferencia











1 comentario:

  1. Quise acudir, pero las obligaciones y la distancia me lo impidieron. Gracias por tus notas. Saludos.

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